Honduras
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Emprender no es fácil; sin embargo, para muchos hondureños se ha convertido en la única alternativa para generar ingresos ante la falta de empleo, que afecta a más de dos millones de personas en el país.
A los desafíos que enfrentan los pequeños y medianos empresarios —como las cargas tributarias, la falta de financiamiento, los altos costos de producción y de energía eléctrica— se suma la competencia desleal con productos importados que gozan de beneficios fiscales.
Productores nacionales de diversos rubros conversaron con LA PRENSA sobre las dificultades para mantener sus negocios y el impacto que ha tenido la invasión de productos chinos, ofrecidos a precios mucho más bajos que los nacionales debido al elevado costo de producción local.
Desde 2023, año en que Honduras y China formalizaron relaciones diplomáticas, los comercios de origen chino se han expandido en San Pedro Sula. A partir de ese año, la Alcaldía Municipal autorizó la operación de al menos 11 negocios de capital oriental, según el reporte de licencias aprobadas entre 2023 y 2025.
Se trata de tiendas y almacenes de artículos varios que venden al por mayor y al detalle. También hay establecimientos dedicados a la venta de calzado, accesorios automotrices y servicios de encomienda.
Iris Amaya es modista de profesión desde hace 15 años, pero fue hasta hace dos que comenzó su propio negocio de confección y costura de ropa.“No ha sido tarea fácil, pero poco a poco hemos ido avanzando; el comienzo es lo que más cuesta, decidirse y hacer los clientes”, relató.
Amaya reconoce que la venta de ropa de segunda mano ha reducido considerablemente su clientela.“Ahora prefieren comprar una pieza hecha que mandarla hacer. Más que todo trabajamos con reparaciones o modificaciones. Solo cuando hay bodas o cortejos mandan hacer vestidos, y algunas señoras piden sus faldas o trajes. De lo contrario, es difícil”, explicó.
Poniendo la tela, cobra unos dos mil lempiras por la confección de un vestido, un precio bajo frente al costo de los materiales y la mano de obra. “Hay personas que no quieren pagar más”, lamentó.
Mantener su negocio es un reto cuando debe cobrar menos de lo que vale su trabajo. Genera tres empleos, incluido el suyo, y asume gastos de renta, servicios e impuestos.
La falta de apoyo gubernamental provoca que muchos emprendimientos desaparezcan en poco tiempo.“A mí me encantaría tener un negocio grande y darle empleo a otras personas, pero no me lo permite la economía; no tengo los ingresos que quisiera”, concluyó Amaya.
Darío Casado lleva más de 40 años dedicándose a la zapatería. A lo largo del tiempo ha enfrentado múltiples dificultades, pero en los últimos tres años, con el ingreso masivo de calzado proveniente de China —usado y de imitación—, su negocio atraviesa una crisis.
“Ahora anda un señor trayendo tres furgones de zapatos juveniles femeninos de China, que van a hacer daño a los zapateros de aquí, y es peletero, el mismo va en contra de la industria hondureña”, se quejó.
La preferencia del consumidor por las réplicas también afecta al sector.“Yo no hago cantidad, hago calidad. Hay gente que me trae una faja de 150 lempiras para usar la hebilla, pero que se la haga de cuero. Son conscientes de que lo otro es desechable”, comentó Casado.
El zapatero confiesa que, en ocasiones, toma de muestra los modelos que están de moda para confeccionarlos.“Es responsabilidad del Gobierno controlar el ingreso desmedido de productos extranjeros a precios absurdos, que nos dejan en desventaja”, afirmó.
Hasta 2024, más de 300 talleres de calzado habían cerrado en el Valle de Sula. Se estima que el sector ha perdido más de dos mil empleos y muchos dueños de talleres han migrado a otros países.
“Urgen mercados municipales para los emprendedores, para tener espacio donde producir y vender. Ser zapatero no es cualquier cosa, somos diseñadores de zapatos. Se mira simple, pero no lo es, es un oficio lindo”, agregó.
Don Rafael Antonio Maldonado se dedica desde hace más de 40 años a la ebanistería, un oficio que combina arte y técnica para trabajar la madera y crear muebles con detalles y acabados finos.
En su rostro se percibe el cansancio y la decepción al hablar de una profesión que deja cada vez menos ingresos.“Hay personas que protestan por los precios, y tienen su razón, pero es por el alto costo de la madera, la mano de obra y todo lo que implica”, explicó.
Maldonado reconoce que la competencia es dura.“En las tiendas chinas se encuentran muebles de cartón comprimido o plywood, más baratos y bonitos a la vista, aunque de menor duración. Nos ha afectado enormemente. Usted va a las tiendas chinas y casi regalada son las cosas, aunque no sea material de calidad”, dijo.
El proceso de fabricar puertas, mesas o gaveteros requiere maquinaria y materiales, muchos importados. Sin acceso a crédito, con rentas altas y poca clientela, seguir en el negocio es una cuestión de supervivencia.
En 2022, Mirna Granados decidió dejar la empresa privada, donde trabajó por 28 años, para iniciar su propio negocio con un capital de tres mil lempiras. Empezó vendiendo artesanías de barro elaboradas por artesanos del centro y sur del país.
“Me gustan las plantas. Comenzamos vendiendo macetas y piezas de jardín; con el tiempo agregamos artesanías para cocina y decoración, lo que le gusta a la gente”, relató.
Para ella, emprender requiere entrega, perseverancia y disciplina.“Trabajo más horas de las que trabajaba en la empresa privada, pero es diferente, no tengo quejas”, aseguró. El 80% de sus clientes son mujeres aficionadas a la jardinería.
Granados utiliza las redes sociales para promocionar sus productos y atraer nuevos clientes. Aunque reconoce el crecimiento del comercio chino, lo ve como una oportunidad para innovar.“Voy a las tiendas chinas, veo los diseños de jardinería y pido que me los hagan en barro”, comentó.
A diferencia de muchos emprendedores, José Francisco Carrasco considera que el ingreso de productos chinos ha favorecido su rubro.“Hay relojes con maquinaria decente y buenos acabados, a la altura de un reloj suizo, pero a precios más accesibles. Eso facilita al consumidor”, indicó.
Su experiencia comenzó en 1998, trabajando para Citizen. En 2017 la reparación de relojes se convirtió en una fuente de ingreso extra y, en junio de 2025, decidió dejar el sector bancario para dedicarse por completo a su emprendimiento.“Ha habido meses buenos y otros difíciles. Es complicado adaptarse a ingresos variables, sin apoyo financiero”, afirmó.
Carrasco considera que el Gobierno debe impulsar programas de financiamiento para apoyar a los emprendedores y pequeños productores, y así fortalecer la generación de empleo.