Libre activa toda su maquinaria para buscar un segundo mandato

En el último semestre, el Gobierno aceleró la entrega de proyectos, mientras que en octubre repartió L661 millones. La dirigencia de Libre confía en el voto de los beneficiados de programas sociales

Libre activa toda su maquinaria para buscar un segundo mandato
  • 12 de noviembre de 2025 a las 19:23 /
Tegucigalpa, Honduras.-

Libertad y Refundación (Libre) puso en marcha toda su maquinaria electoral para inundar al votante con cada promesa y proyecto del Gobierno, apostando a convertir ese despliegue en votos durante las elecciones generales y asegurar así un segundo mandato consecutivo.

Dentro del partido reina el optimismo. Confían en capitalizar una porción significativa del electorado apoyándose en los programas sociales impulsados por la administración de Xiomara Castro y en la movilización disciplinada de su militancia rojinegra. No se trata de una estrategia inédita: en la política electoral, el oficialismo suele aprovechar su posición y sus recursos para intensificar el clientelismo y cosechar respaldo en las urnas

A criterio del dirigente Gilberto Ríos, el Gobierno de la denominada refundación, que Moncada ha prometido continuar, apostó fuerte por los programas sociales, lo que le permitiría ganar en comunidades rurales e, incluso, territorios tradicionalmente afines al Partido Nacional, como en el occidente de Honduras.

661

millones

de lempiras repartió el Gobierno por bono climático en plena campaña electoral

"La penetración de la obra social de la presidenta es tan fuerte en cuanto a caminos productivos, carreteras, reparación de escuelas. También el voto favorable que viene de esos sectores marginados y postergados por los gobiernos anteriores", afirmó.

Agregó que actualmente "tenemos una fortaleza ahora mismo en el voto interior del país que puede ser decisivo para ganar la próxima elección".

Sin embargo, cifras revisadas por LA PRENSA Premium contrastan con la narrativa promulgada por el oficialismo sobre su fuerza rural y, tal parece, que el partido necesita atraer a votantes independientes para asegurarse la victoria.

La evolución de Libre

Desde su fundación en 2011 por Manuel Zelaya Rosales —nacida de la ruptura del Partido Liberal tras el golpe de Estado—, Libertad y Refundación ha recorrido tres procesos electorales que marcaron su transformación política.

En apenas doce años, Libre pasó de ser una fuerza emergente a consolidarse como un partido mayoritario, con el peso y la estructura de un competidor serio. Pero ese crecimiento, apuntan sus críticos, vino acompañado de los vicios de las instituciones tradicionales: purgas internas, estructuras verticales, caudillismos y una visión clientelar de los programas.

El viaje, sin embargo, también dejó músculo propio: estructuras más sólidas, dirigentes que ganaron protagonismo, nuevos cuadros jóvenes y una base electoral fiel.

Esa fortaleza se refleja con claridad en los resultados de los últimos tres procesos electorales, especialmente en Colón, Santa Bárbara y Olancho, justamente los departamentos en los que Carlos Zeyala, dirigente de Libre y cuñado de la presidente, dijo que destinaría dinero facilitado por narcotraficantes.

A ello se suma que Olancho es el territorio natal de la mandataria y de su esposo, el expresidente Zelaya —y coordinador general de Libre—, un factor que, inevitablemente, amplifica la influencia del partido en la zona.

Desgaste político

En las primarias del pasado marzo, Libre fue la segunda fuerza política con más votos, acumulando casi 895 mil votos, de los cuales más de 727 mil fueron válidos.

El partido se impuso en 5 de los 18 departamentos. Retuvo sus bastiones tradicionales —Santa Bárbara, Olancho y Colón— y sumó este año a Yoro y Gracias a Dios, ampliando así su mapa de poder territorial.

Sin embargo, Libre registró casi 170 mil votos nulos o blancos (18.7%), un indicativo de que la institución resintió el desgaste por los escándalos del presente gobierno o un rechazo directo a la candidatura de Moncada.

Antes de marzo, el mayor golpe para Libre había sido el narcovideo de Carlos Zelaya, que forzó su renuncia al Congreso y a la vicepresidencia de ese poder del Estado, junto con la polémica iniciativa para eliminar la extradición a Estados Unidos, interpretada por la oposición y expertos como un intento de la presidenta por blindar a su cuñado.

Sin embargo, entre marzo y noviembre, el gobierno de Castro —y, por extensión, Moncada— enfrentó una sucesión aún más intensa de escándalos: el desvío de fondos de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) para actividades políticas de diputados; la operación de una red de ONG afines a Libre favorecidas con 150 millones de lempiras por el Congreso y la Secretaría de Gobernación; y la parálisis legislativa, bajo dominio oficialista.

A esa lista se suma el propio proceso electoral: el sabotaje a las primarias mediante la entrega tardía de urnas, atribuido a las Fuerzas Armadas; el boicot dentro del Consejo Nacional Electoral, marcado por las ausencias de Marlon Ochoa en sesiones clave; y las acciones de la Fiscalía contra la consejera opositora Cossette López y dos magistrados electorales —también de oposición—.

En el último semestre, el Gobierno aceleró la entrega de proyectos antes de que entrara en vigor la prohibición de inauguraciones durante la campaña electoral. En octubre pasado, la administración activó la entrega de un denominado bono climático, equivalente a 7,000 lempiras, a personas supuestamente vulnerables a la crisis climática, Para la oposición, en cambio, se trató de una maniobra abierta para comprar votos.

Una investigación de LA PRENSA Premium reveló que en plena campaña se distribuyeron 661 millones de lempiras en esta ayuda social y que esos fondos provenían de un préstamo que había permanecido congelado durante tres años. La administración anterior había utilizado el mismo mecanismo en las elecciones de 2021.

Peso electoral

Ríos señaló que la influencia de Libre también se extiende a zonas urbanas, como el Distrito Central. El partido mantiene una fuerte presencia en la capital por ser la cuna del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP).

Además, sostuvo que Libertad y Refundación tiene un músculo electoral importante en San Pedro Sula, impulsado por la figura de Moncada y por la candidatura del aspirante a la alcaldía, Rodolfo Padilla Sunseri.

Pero en las primarias, ambas ciudades terminaron bajo el control azul y rojiblanco, respectivamente. El Partido Liberal arrasó en San Pedro Sula, donde obtuvo su mayor triunfo con 77 mil votos. Los liberales aventajaron por 40 mil sufragios al segundo lugar, el Partido Nacional, mientras que Libre quedó relegado al tercer puesto.

A pesar de que en las elecciones generales pasadas Libre había ganado con holgura en el Distrito Central, en las primarias el resultado favoreció al Partido Nacional, que alcanzó 130 mil marcas. Libre quedó como segunda fuerza, con 111 mil votos.

Aun así, el partido oficialista logró imponerse en 103 municipios, solo por detrás del Partido Nacional, que ganó en 130. Allí es donde la tesis de Ríos cobra sentido: la conquista progresiva de un sector del voto rural. Libre triunfó en el 35% de los municipios no urbanos, aunque nuevamente quedó por detrás de los nacionalistas, que ganaron el 47%.

La mayor preocupación, sin embargo, proviene de la comparación entre el contundente triunfo de las generales de 2021 y los resultados de las primarias de 2025: una diferencia cercana al millón de votos entre ambos eventos, difícil de atribuir únicamente a los indecisos. Sobre esto, Ríos apuntó que “Libre siempre ha sido bien prudente para las internas y se ha manifestado mucho más en las generales”.

Pero hay un factor que no puede ignorarse: Libre irá solo a estas elecciones, sin la alianza que fue clave para su victoria en 2021 y que ahora uno de sus socios, Salvador Nasralla, se convierte en uno de sus principales competidores.

ETIQUETA DE TRANSPARENCIA: Este artículo fue revisado y aprobado por un editor con ayuda de una herramienta de inteligencia artificial.

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