Honduras
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El período de canícula ya finalizó, pero dejará una notable reducción en la cosecha de granos básicos en Honduras, advirtieron productores.
La canícula en Honduras, que es un período de disminución de las lluvias, ocurre entre julio y agosto.
Cada año este fenómeno presenta variaciones en fechas e intensidad; en algunos sectores del país se manifiesta incluso como sequía. Esto ocurre porque el viento, a un kilómetro de altura sobre el Caribe y Centroamérica, se acelera y reduce las precipitaciones. La situación impacta con mayor intensidad en el centro, sur y occidente, ya que el viento impide el ingreso de humedad desde el Pacífico.
Francisco Argeñal, jefe del Centro de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (Cenaos), informó que, aunque se tenía previsto que la canícula que inició en julio finalizara a comienzos de agosto, se extendió hasta mediados de ese mes.
"En algunos lugares sí fue severa, pero en la mayor parte del país la canícula no fue tan grave, esta canícula no fue tan fuerte", aseveró Argeñal, quien explicó que trabajan en un informe de resultados.
Para este mes se esperan lluvias con la entrada de ondas tropicales este jueves y cerca del 12 de septiembre. "Septiembre es uno de los meses más lluviosos en el país, septiembre y octubre. Ya a finales de octubre esperamos que termine la temporada lluviosa en centro, occidente y sur", dijo a LA PRENSA.
La canícula tiene una relación directa con la agricultura hondureña, especialmente con la siembra de postrera, una de las etapas más importantes del ciclo agrícola nacional. Esta segunda fase del calendario se realiza entre agosto y septiembre, tras el fin de la canícula.
A diferencia de lo expresado por el jefe de Cenaos, los productores resienten el impacto de la canícula en la siembra, que se reflejará en una disminución significativa en la producción de granos básicos a finales de este año.
Jairo Aguilera, productor de frijol en Danlí y miembro de la Cámara de Frijol, manifestó a este rotativo que en varias aldeas del Valle de Jamastrán, Jacaleapa, Potrerillos y San Matías, en El Paraíso, la canícula afectó bastante la siembra. "En unas aldeas de aquí del valle, que es corredor seco, estuvo sin llover 23 días. Va a incidir en la producción: las milpas se quedaron pequeñas, no desarrollaron las que se dejan para silo y las que dejan para grano. Será un grano menudo y de poco en la mazorca".
Aguilera enfatizó que en algunas aldeas donde se siembra maíz y frijol hubo un veranillo de 23 días. La cosecha de primera de frijol comienza aproximadamente en agosto y se extiende a principios de septiembre, con la siembra realizada a finales de mayo o inicios de junio.
"Si tenemos suerte, tal vez se coseche en esta primera 700,000 quintales de frijol a nivel nacional. Pero se esperaba 1.5 millones de quintales en la cosecha de primera". Honduras produce tres millones de quintales de frijol, pero su consumo es mayor, por lo que se importa de Nicaragua para suplir el faltante.
Los costos de producción tuvieron un aumento del 30% y la mano de obra un incremento de 50 lempiras por jornalero, pasando de 250 a 300 lempiras diarios.
Fredy Torres, presidente de la Asociación Hondureña de Agricultores y representante del sector arrocero, compartió a LA PRENSA que esperaban un período seco corto, pero se ha ido prolongando. "Este año, durante la canícula, llovió poco, pero llovió; el año pasado, durante la canícula, no llovió, pero cuando pasó vinieron lluvias suficientes. Este año no ha sido así, eso nos afecta".
Torres indicó que quienes sembraron en mayo o a inicios de junio ya entraron a la etapa de floración, pero, si no tienen humedad, esos cultivos se pierden. "Ahí se pierde el esfuerzo del productor".
En 2024 la producción fue de 502,087.42 quintales de arroz, pero este año no creen alcanzar siquiera los 400,000 quintales. "Ya hay un déficit enorme al día de hoy, versus la misma fecha del año pasado, un déficit de 43,000 quintales. Aunque viene el ciclo más fuerte, hay menos de la mitad del área sembrada que en 2024".
El déficit se atribuye a la desmotivación de los productores por la incertidumbre que genera no tener el precio de garantía, ya que no llegaron a acuerdos con el Gobierno. "Y ni siquiera la ministra de Agricultura y Ganadería ha querido convocar en lo que va del año", resintió Torres.
Los hondureños consumen unos cinco millones de quintales de arroz al año; el 90% de ese consumo es importado desde Estados Unidos, y apenas un 10% se produce a nivel nacional.
Los productores lamentan la falta de apoyo gubernamental, que impacta de manera directa en la disminución de la producción nacional y aumenta la importación de granos básicos.
Dulio Medina, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Grano (Prograno) y productor de maíz, explicó que la canícula impactó y se reflejará en un déficit en la producción de maíz.
"Este es el momento crítico de los cultivos; en su mayoría están en etapa de floración y formación de grano de la mazorca. Sin duda hay algunas zonas más afectadas que otras", señaló a LA PRENSA.
Medina indicó que la mayoría de productores no cuentan con un sistema de riego, lo que los hace dependientes al 100% de las lluvias. Por la falta de precipitaciones, prevén un déficit de cosecha de entre 15% y 20%.
La proyección inicial era de ocho millones de quintales de maíz; sin embargo, el veranillo, los altos costos de producción, el aumento y escasez de la mano de obra causarían una reducción de 1.5 millones de quintales, obteniendo, con esfuerzo, unos 6.5 millones de quintales.
Es importante enfatizar que, aunque la producción anual es de entre 8 y 10 millones de quintales de maíz, el consumo es el doble.