Fuentes de agua y pozos se secan en zonas de Colón

LA PRENSA Premiun recorrió comunidades de Sonaguera y Trujillo, donde el agua ya no llega a los domicilios por los bajos niveles y la falta de energía en las bombas

Foto: Franklyn Muñoz / LA PRENSA

Los agricultores esperan que pronto llueva para recuperar las producción.

lun 19 de junio de 2023

7 min. de lectura

“Hace ocho días pude llenar la pila con la poca agua que nos dieron y con esos hemos estado con mis cuatro hijos”, relata Maritza Elena Andino, quien reside en la colonia Nuevo Sinaí de Sonaguera, en Colón.

Ella, al igual que muchos de sus vecinos, padecen las consecuencias de la sequía. El vital líquido ya no llega normalmente a sus llaves, deben recurrir a una bomba que funciona con energía eléctrica.

En muchas comunidades del departamento de Colón, como Trujillo, Sonaguera, Ilanga y Tocoa, es indispensable cavar un pozo para sobrevivir ante la falta de agua que ha empeorado en los últimos meses debido al prolongado verano que mantiene las cuencas prácticamente secas.

Sin embargo, muchas de las bombas instaladas en los pozos funcionan con energía eléctrica, así que la crisis energética ha provocado que no funcionan en gran parte del día.

“Están secas las microcuencas, no las hemos cuidado y este verano nos esta pasando la factura, porque ni los pozos no están funcionado, se están secando”, comentó Daniel López, uno de los habitantes afectados de la comunidad de Buenos Aires en Trujillo, Colón.

$!La lluvia sería una de las soluciones pronta para que los habitantes de comunidades afectadas tengan agua, pero les preocupa que los veranos son mas prolongados y las bombas de agua no funcionan por falta de energía.

LA PRENSA Premium recorrió varios poblados golpeados por la sequía en el margen izquierdo del Bajo Aguán, desde Ilanga, Sonaguera, hasta pueblos en el sector rural y remoto de Trujillo.

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Comunidadades y colonias de Sonaguera y Trujillo tienen problemas con el abastecimiento de agua: los pozos se secan a niveles rápidos.

Entre esos lugares se visitó Chacalapa, Punta de Rieles y Monte Abajo. La mayoría de poblados sufren por la sequía, no solo a nivel de agricultura y ganadería, sino que las familias ya no tienen agua ni para el consumo humano.

Desde marzo no llega a las llaves domésticas el recurso que bajaba por medio de tuberías desde las montañas. “Se nos secaron nuestras fuentes y ahora hasta los pozos se secan, no sabemos de donde vamos a tomar el agua“, recalcó el poblador.

Cuencas

Ante la alarma girada por los vecinos, LA PRENSA Premium recorrió la microcuenca La Danta, ubicada en una montaña adonde se llega únicamente tras una hora de camino a pie, sin contar la ruta realizada en vehículo.

Durante el camino, Sai Hernández, presidente de la junta de agua de la comunidad de Agua Caliente, relató las actividades que han tenido que hacer para proteger la zona que abastece a más de 10 mil familias de diez comunidades.

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En 2011, recordó, lograron que el área fuera declarada zona protegida, pues se reportaban invasiones de tierra, con siembras de granos básicos, y grandes extensiones de tierra estaban repletas de para haciendas de ganado.

“Con lo poco que hemos recogido de dinero en las casas que estaban siendo abastecida, se logró cercar así como instalar cámaras, pues también muchos se dedican a la caza de especies protegidas que habitan en el bosque cerca de la microcuenca”, apuntó.

Tras el recorrido a pie por toda la quebrada La Danta se llega al área donde están instaladas las pilas de almacenamiento, así como la tubería que lleva el líquido a más de diez mil viviendas.

Sin embargo, la vertiente estaba en su mínimo caudal en la parte más alta, ya que el agua se queda estancada en algunas pequeñas pozas y no llega a la parte baja o lo hace con menos intensidad.

“Tengo ocho años de estar involucrado en este proyecto y es la primera vez que llega a estos niveles, solo tenemos agua para lo básico, como cocinar, y no llega a toda las viviendas, pues ya no tiene fuerza el caudal”, afirmó Hernández con gran preocupación.

Esperanza

La única esperanza que tienen los dirigentes de dirigentes de las juntas de agua es que llueva copiosamente y que sirva la reforestación realizada en 36.16 hectáreas.

Los vecinos se han tomado en serio el cuidado del sitio. Gracias a la vigilancia permanente han logrado evitar incendios en los últimos años.

Además, han sumado a estudiantes de centro educativos para contribuir con el bienestar y la protección del punto, sembrando semillas en el bosque, pues por la falta de agua no pudieron sembrar árboles.

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La quebrada La Danta abastece al poblado del mismo del nombre en Sonaguera, así como a las comunidades de Buenos Aires, Nuevo Sinaí, Chacalapa y Las Pilas, que pertenecen a Trujillo.

Andrés Mejía, presidente de las juntas de agua de Trujillo, indicó que ya han planteado la problemática de la escasez a la municipalidad, pero no hay proyectos contemplados para esa zona.

“Lo que hacemos es racionar el servicio, por ejemplo en la colonia Sinaí doy con calles el agua porque tenemos una bomba de un proyecto donado, pero cuando no hay energía nos afecta”, apuntó.

Pero usar la bomba no es barato, más en vecindarios sumidos en la pobreza. Lo sabe bien Mejía, pues por por ocho días de uso les cobraron 13 mil lempiras en servicio de energía.

“Hemos sacado la cuenta y al mes pagaríamos 60 mil lempiras y no podemos”, cuestionó el líder comunitario. Producción. La sequía no solo ha afectado a la población sino que también el ganado y los cultivos de naranja, plátano y limones por la falta de sistemas de riego.

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Marvin Ortiz, ganadero de Chacalapa, indicó que en el margen izquierdo están en una crisis exagerada por el verano intenso y la comida para el ganado se ha secado así como los nacimientos de agua.

Expresó que la producción de leche ha bajado en un cincuenta por ciento.

Por ahora la esperanza para doña Maritza Elena Andino es que llueva, pues no puede pagar para perforar un pozo ni pagar la energía de una bomba de agua.