Honduras
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Los hondureños en Estados Unidos tendrán que pagar alrededor de 100 millones de dólares en 2026 a la administración Trump en concepto de impuestos para mantener el flujo de remesas registrado en los últimos dos años.
El 1 de julio, el Senado de Estados Unidos aprobó el proyecto de ley One Big Beautiful Bill que, además de reformas fiscales y sociales, incluye la imposición de un gravamen del 1% sobre las remesas a partir del 31 de diciembre de 2025.
Sin embargo, para que cobre vigencia este impuesto (cuya propuesta previa era del 3.5%), la ley One Big Beautiful Bill tendrá que ser aprobada por la Cámara de Representantes y finalmente firmada por Donald Trump.
Una vez en vigor el impuesto, los hondureños que normalmente han enviado $100 a sus familiares tendrán que pagar un dólar de impuesto, y quienes han mandado $500 pagarán $5. Si todos los emigrantes transfirieran en 2026 unos $10,000 millones, le aportarían al gobierno estadounidense más de $100 millones.
En 2024, Honduras recibió $9,824 millones. Al concluir 2025, habrá recibido $10,260 millones, y en 2026, más de $10,670 millones, según las proyecciones del Banco Central de Honduras (BCH) establecidas en el Programa Monetario 2025–2026.
El proyecto de ley establece que el impuesto será aplicado únicamente a las transferencias de remesas en las que el remitente entregue efectivo, una orden de pago, un cheque de caja o cualquier otro instrumento físico similar al proveedor del servicio de remesa. Están exentos quienes transfieran por medio de tarjeta de débito o tarjeta de crédito emitida en Estados Unidos.
Hondureños que se encuentran en Estados Unidos dijeron a La Prensa que el impuesto del 1% es “menos duro” que el 3.5% que pretendían imponer, y coinciden en que no reducirá la cantidad de dinero que anualmente recibe Honduras.
“Definitivamente, un 1% es mínimo. Ese impuesto no evitará que los hondureños que trabajamos en Estados Unidos enviemos dinero. Lo único que no permitiría enviar remesas sería no tener un empleo. Nosotros aquí le pagamos más a las remesadoras; por ejemplo, por cada $100 que envío debo pagarle a la remesadora $9 y esa comisión sube según la cantidad”, dice Delmi Castro, quien vive en Carolina del Norte.
Castro dice que “en Estados Unidos, un emigrante de Honduras paga más por un bote de agua o por un café que por pagar un dólar por cada $100 que envíe a sus familiares”.
“Nosotros no creemos que este impuesto impacte negativamente en Honduras. Estados Unidos sí obtendrá un beneficio porque recibirá por medio de ese impuesto una cantidad de dinero que antes no recibía. Y será mucho mayor porque el impuesto será aplicado a las remesas que van a todos los países”, dice.
Ángel Jimenez, expresidente del Colegio Hondureño de Economistas (CHE), advierte que el impuesto "es un indicador que marca el inicio de una reducción de las remesas combinado con las redadas masivas en las cuales ahora participan hasta cazarrecompensas, lo cual es una actitud salvaje".
"Nuestros gobiernos han sido muy cómodos e irresponsables con este tema de la migración. Con los migrantes resuelven los problemas económicos del país porque envían dólares, pero cuando los deportan, ni el gobierno ni la empresa privada los recibe con los brazos abiertos", critica.
Para la economía hondureña, las remesas familiares (que antes tenían poca relevancia) ahora son un factor determinante. De acuerdo con el BCH, en el año 2000 representaban el 6.1% del Producto Interno Bruto (PIB) y, después de la pandemia, en 2023, llegaron al 26.8%.