¿Por qué un impuesto de 3.5% a las remesas será un duro golpe a Honduras?
Honduras sigue dependiendo fuertemente del dinero que envían sus migrantes desde el extranjero
- 27 de mayo de 2025 a las 00:00 /
El “gran y hermoso proyecto de ley” de Donald Trump, oficialmente conocido como la One Big Beautiful Bill, que fue aprobado por la Cámara de Representantes de Estados Unidos (EE UU) el 22 de mayo de 2025, con una votación muy ajustada de 215 a favor y 214 en contra, pone en vulnerabilidad la fuente vital de ingresos para millones de familias hondureñas: las remesas.
“Es inhumano lo que están asiendo, recuerden en nuestro país cuesta encontrar un empleo. Todas las maquilas se han ido. Estamos dañados y sobrevivimos de lo que nuestros familiares nos mandan. La vida está dura y ahora esto, no es posible. Solo miran lo mejor para ellos, el pueblo no les importa si pasa necesidades”, nos escribió con frustración Floribel Rivera, una hondureña que, como muchos, vive de lo que le llega del extranjero.
Entre las medidas más controversiales aprobadas en el “hermoso” proyecto de Trump, que ya fue aprobado por la Cámara de Representantes, pero que aún debe ser revisado y aprobado por el Senado figura la imposición de un impuesto del 3.5% sobre las remesas enviadas desde EEUU, un golpe directo al bolsillo de más de tres millones de hondureños.
Según Santiago Herrera, gerente de política económica del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), de ratificarse esta medida en el Senado, el impacto económico rondaría los 9,000 millones de lempiras anuales.
Este “castigo”, como lo define Herrera, se traduce en una pérdida anual aproximada de 3,000 lempiras por familia. Aunque esta cantidad puede parecer menor cuando se distribuye mensualmente, representa un fuerte recorte al ingreso de hogares que dependen de cada centavo para sobrevivir.
9,743
millones de dólares
fue el total de remesas en Honduras en 2024. Logró un aumento del 6.2 % respecto a 2023. La proyección para 2025 es que superen los 9,800 millones de dólares.
Para muchas familias, estas remesas no son un extra, sino el eje central de su economía. Reducirlas podría empujar a miles a condiciones de mayor vulnerabilidad.
Actualmente, todavía el proyecto de Trump enfrenta resistencias dentro del propio Partido Republicano, especialmente de senadores que consideran que no reduce suficientemente el gasto federal o que se oponen al aumento del techo de la deuda.
Sostén de miles de hogares
Amparo Canales, expresidenta del Colegio de Economistas de Honduras, dijo a medios radiales que “aquí lo complicado de este tema es que las remesas apoyan a las familias para terminar sus gastos del mes, y esto va en detrimento a la calidad de vida. Así, se profundiza el tema de la desigualdad y la pobreza, y con ello los problemas sociales”, afirmó.
Por otra parte, las remesas no solo sustentan a hogares individuales. Su peso en la economía nacional es contundente.
El economista del Cohep, Obed García, advierte que el 80% de las importaciones hondureñas se financian con remesas. En cifras, mientras las exportaciones apenas generan 1,000 millones de dólares retenidos en el país, las remesas rondan los 10,000 millones.
Esto significa que, de aplicarse el nuevo impuesto, el país no solo perdería ingresos familiares, sino que también se vería obligado a recurrir a las reservas internacionales, que suman unos 8,000 millones de dólares, para mantener su nivel de importaciones.
El llamado es claro: urge educar a las familias receptoras para que aprendan a administrar mejor ese dinero y transformarlo en ahorro o emprendimiento.
El Secretario del Trabajo, Wilmer Fernández, en su cuenta de X (Antes Twitter) resalta que las remesas representan más del 25% del Producto Interno Bruto (PIB) hondureño.
Solo en el último año, han crecido en más de 200 millones de dólares, según datos comparativos de marzo.Esta cifra evidencia el rol cada vez más central que juegan las remesas en la estructura económica nacional. Un cambio abrupto en este flujo podría provocar inestabilidad a gran escala.
Crecimiento sostenido y estacionalidad marcada
Durante los últimos siete años (2018-2025), las remesas han sido un pilar económico cada vez más robusto para Honduras.
Con un promedio mensual que ronda los 622 millones de dólares (L16,190.4 millones al cambio actual), los flujos de dinero enviados por los hondureños en el extranjero se han incrementado de manera sostenida, consolidando su rol como uno de los principales motores financieros del país.
Los datos presentados en este análisis fueron obtenidos del portal del Banco Central de Honduras, con cifras actualizadas hasta mayo de 2025, y fueron procesados y examinados por la Unidad de Investigación y Datos de LA PRENSA.
38.6 %
de los receptores
de remesas son madres, el 15.3% son hermanos y padres, cada uno. Los hijos equivalen al 10.6 % y los cónyuges: 6.5 %
Los datos analizados abarcan 88 meses, con un rango que va desde un mínimo de $333 millones (L 8,668.66 millones) hasta un máximo que roza los $997 millones (L 25,944.94 millones) en un solo mes.
A lo largo del tiempo, se evidencia una tendencia creciente, no solo en montos absolutos sino también en la participación de las remesas dentro del dinamismo económico nacional.
El patrón estacional es claro: entre mayo y julio se experimentan los mayores ingresos, mientras que los primeros meses del año tienden a mostrar caídas. Este comportamiento probablemente se relaciona con los ciclos migratorios, el trabajo temporal en el extranjero y el envío de dinero posterior a festividades como Semana Santa y el Día de la Madre.
La distribución de las remesas dentro del país no es uniforme. Los departamentos de Francisco Morazán y Cortés encabezan, por mucho, la recepción mensual promedio.
Les siguen a distancia Atlántida y Comayagua, lo que refleja la concentración demográfica, urbana y económica en estas regiones.
Francisco Morazán no solo destaca por el volumen recibido, sino también por su alta variabilidad mensual, lo cual podría indicar una mayor dependencia de ciertos picos estacionales o de segmentos migratorios con mayor inestabilidad económica.
El análisis también revela un crecimiento profundamente desigual por departamento. Los mayores incrementos porcentuales en remesas desde 2018 los lideran Intibucá (6593.9%) y Olancho (3521.5%), cifras que, aunque impactantes, podrían deberse a bases históricas muy bajas y a una migración más reciente o acelerada desde estas zonas.
Otros departamentos como Yoro, Ocotepeque, Francisco Morazán y Lempira también muestran alzas significativas, mientras que Gracias a Dios (-97.5%), Santa Bárbara (-27.6%) y La Paz (-22.9%) presentan retrocesos o estancamientos, una señal de alerta sobre la desconexión de ciertas regiones con las oportunidades del mercado migratorio.
Dependencia estructural de Estados Unidos
Uno de los hallazgos más relevantes del análisis es la concentración geográfica del origen de las remesas. En promedio, un 95.57% de todo el dinero recibido proviene de EE UU, mientras que otros países como España, Canadá y México apenas superan juntos el 3% del total.
Esto pone de relieve una dependencia estructural hacia la economía estadounidense y, particularmente, hacia las condiciones migratorias, laborales y sociales de los hondureños radicados en ese país.
Cualquier variación en las políticas migratorias, cambios en la economía de EE UU o eventos como deportaciones masivas podrían tener un impacto inmediato en millones de hogares hondureños.