Hondureños retornados enfrentan barreras para reinsertarse en el mercado laboral

Algunos hondureños retornados aspiran a sueldos como los de Estados Unidos, lo que contrasta con la realidad local; otros no consiguen empleo por falta de habilidades o certificaciones

Hondureños retornados enfrentan barreras para reinsertarse en el mercado laboral
San Pedro Sula, Honduras

La carencia de habilidades blandas y técnicas, certificaciones, junto con salarios bajos y estigmas sociales, son algunas de las barreras que hondureños retornados de Estados Unidos enfrentan al intentar reincorporarse al mercado laboral que abandonaron años atrás por las condiciones precarias en el país.

El informe denominado Diagnóstico multisectorial sobre las necesidades de talento humano y reintegración laboral de personas migrantes retornadas en Honduras, elaborado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), revela que la reintegración laboral de esta población continúa siendo un desafío estructural para miles de hondureños que buscaron principalmente en Estados Unidos mejores condiciones de vida.

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Según el informe, Honduras recibió 24,050 personas migrantes retornadas durante los primeros ocho meses de 2025, una cifra inferior respecto a las 34,550 del año anterior.

Sin embargo, la reducción no se traduce en mejores oportunidades, pues los obstáculos para acceder a un empleo formal siguen siendo los mismos.

Bayron Serrano, asistente senior de reintegración económica de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), plantea que solo menos del 10% de los hondureños tiene antecedentes por faltas en Estados Unidos, menores o graves.

Al presentar el informe en San Pedro Sula el 17 de octubre de 2025, María Rendón, jefa de misión de OIM en Honduras, dijo que “solo en el mes de septiembre hubo 4,284 retornados, estos suponen un incremento de 14% respecto a agosto”, no obstante, a su criterio, “es muy temprano decir que es la tendencia que vamos a ir viendo hasta diciembre”.

Para Rendón, “este diagnóstico multisectorial evidencia que las personas retornadas traen consigo talento y experiencia para el país”, pero no logran aprovechar las oportunidades, debido, entre otras causas, a la falta de documentación vigente, ausencia de certificaciones técnicas reconocidas y desajuste entre sus habilidades y la demanda del mercado.

El estudio destaca que casi la mitad de los retornados apenas completó la educación básica y solo un 27% cuenta con alguna certificación técnica reconocida. Este rezago educativo impide que los migrantes puedan optar por empleos especializados o en sectores de alta demanda como la energía, la manufactura o los servicios bilingües.

Las habilidades blandas, esenciales para el entorno laboral moderno, también representan una brecha profunda: la OIM identificó falta de liderazgo, comunicación, puntualidad, ética de trabajo y compromiso. Durante la investigación, esa organización escuchó a muchos empleadores que expresaron que los trabajadores jóvenes carecen de disciplina y responsabilidad.

A esta carencia se suma la ausencia de competencias digitales, pues gran parte de los retornados no domina herramientas básicas de computación, lo que reduce sus posibilidades de inserción en un mercado cada vez más tecnológico. También existe escasez de dominio del idioma inglés, indispensable en sectores como call centers y turismo.

El informe de la OIM indica que el estigma social es otro de los obstáculos más difíciles de superar. Algunos empleadores desconfían de los retornados por prejuicios relacionados con antecedentes penales o por su apariencia física, como tatuajes visibles. Esta discriminación encubierta genera exclusión hasta entre quienes poseen experiencia y habilidades comprobadas.

El documento establece que “las organizaciones entrevistadas señalan que desafortunadamente persisten prejuicios hacia las personas migrantes retornadas. Algunos empleadores asumen estereotipos negativos, por ejemplo, temen que la persona migrante pudo haber estado vinculado a actividades ilícitas o “que tenga antecedentes penales”.

De hecho, explica el informe, "un gremio indicó que varias empresas tienen cierta ‘apatía’ o temor de contratar personas migrantes retornadas en puestos delicados (manejo de dinero, acceso a hogares de clientes, cuidado de niños en hoteles, etc.) por dudas sobre su confiabilidad”.

Pero Bayron Serrano, asistente senior de reintegración económica de OIM, aclaró ante un auditorio integrado por representantes de la empresa privada y organismos no gubernamentales que “del 100% de los retornados, solo menos del 10% tiene antecedentes” por faltas o delitos cometidos en Estados Unidos.

Ismael Cruceta, miembro de unidad de soporte a programas de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), escucha a una de las asistentes de la presentación del informe en San Pedro Sula.

En el plano económico, las expectativas salariales también influyen negativamente, muchos retornados aspiran a sueldos similares a los percibidos en Estados Unidos, condición que choca con la realidad hondureña.

En sus últimos empleos, según el informe, “la mayoría de los participantes percibió ingresos entre 6,000 y 8,000 lempiras mensuales. Algunos ganaban menos de 6,000 lempiras, pocos superaban los 8,000, y solo un caso aislado reportó un salario mensual de entre 20,000 y 25,000 lempiras”

“Estos rangos salariales confirman que, incluso antes de migrar o en trabajos posteriores al retorno, los ingresos tienden a ser bajos, lo que limita las posibilidades de ahorro e inversión en la mejora de las condiciones de vida”, plantea la OIM.

El análisis de OIM compila hallazgos obtenidos a partir de entrevistas realizadas a retornados hondureños en San Pedro Sula, El Progreso, Choloma y el Distrito Central y actores estratégicos del mercado laboral, como Instituto Nacional de Formación Profesional (Infop), Secretaría de Trabajo y Seguridad Social (Setrass), Cooperación Alemana, Organización Internacional del Trabajo, (Oit) y 12 gremios empresariales de diversos sectores económicos.

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La OIM recomienda fortalecer la Educación y Formación Técnica Profesional (EFTP) y la reinserción educativa formal mediante programas modulares, flexibles y certificables orientados a sectores de alta demanda como construcción, servicios, agroindustria e industria ligera, incluyendo la validación de competencias adquiridas en el extranjero.

Propone ampliar las oportunidades de educación formal para personas adultas migrantes retornadas, mediante modalidades alternativas como educación para adultos, por radio o acelerada, facilitando la finalización de estudios interrumpidos y su vinculación con el empleo formal.

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Juan Carlos Rivera
Juan Carlos Rivera
juan.rivera@laprensa.hn

Licenciado en periodismo (Universidad Nacional Autónoma de Honduras), máster en finanzas (Universidad Tecnológica Centroamericana), máster en dirección empresarial con orientación en gerencia de competencias directivas (Universidad Europea de Madrid). Más de 25 años en periodismo.

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