Honduras
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Hasta marzo de 2025, el índice inflacionario del sector vivienda en Honduras fue de 2.37 %, lo que representa un incremento de 3,896.67 lempiras en el costo de construcción de una casa básica.
Este índice se calcula con base en la canasta de materiales y mano de obra de construcción para una vivienda tipo Unidad Típica (INVA), que incluye dos habitaciones, un baño, sala-comedor y cocina. El modelo contempla un área techada de 48.60 metros cuadrados y un área de piso de 40.50 metros cuadrados.
En enero de 2011, el índice inflacionario del sector vivienda era de 0.34 % (1,605.50 lempiras). Para 2015 alcanzó 2.07 % (1,986.48 lempiras). Entre 2021 y 2022 pasó de 4.67 % (2,937.99 lempiras) a 9.56 % (3,218.95 lempiras).
Los costos de los materiales de construcción han experimentado aumentos significativos, al igual que la mano de obra, lo que se suma a desafíos como los atrasos en la obtención de permisos.
Silvio Larios, gerente de la Cámara Hondureña de la Industria de la Construcción (Chico), señaló que la mayoría de los materiales tienen precios más bajos en San Pedro Sula que en Tegucigalpa, debido a la presencia de centros de producción en la costa norte.
“En valle de Sula básicamente es lo mismo, pero en Islas de la Bahía, Atlántida, Colón, Copán y la zona sur los costos son mayores. Ni se diga en Gracias a Dios, la Mosquitia, donde es sumamente oneroso por almacenaje y flete marítimo”, dijo Larios.
El hierro y el cemento están entre los materiales más costosos en la construcción. El hierro representa entre el 15 % y el 20 % del costo de una vivienda, además del techo.
La varilla ha tenido fluctuaciones en sus precios. Hasta julio de 2025, la de 1/4 x 30´ L se cotizaba en 47.98 lempiras (46.00 en junio). La de 3/8 x 30´ C se vendía en 154.72 lempiras (149.06 en junio) y la de 1/2 x 30´ C en 270.92 lempiras (258.26 en junio).
El cemento también refleja variaciones. En San Pedro Sula, la bolsa costaba 231.17 lempiras en julio de 2025, mientras que en Tegucigalpa estaba en 215.12 lempiras, una diferencia de 16.05 lempiras.
Larios explicó que muchos materiales como el acero y los productos eléctricos se importan en dólares, lo que incrementa su valor.
La mano de obra calificada también se ha encarecido por la migración de albañiles, maestros de obra y ayudantes hacia países como México, El Salvador, España y Estados Unidos. Un albañil que antes cobraba 700 lempiras ahora pide 1,000 por día, mientras que un maestro de obra con experiencia gana hasta 1,500 lempiras diarios.
Otro reto histórico del sector es la lentitud en la obtención de permisos, que pueden tardar hasta cuatro años para urbanizaciones. “En El Salvador un permiso de construcción se obtiene en menos de dos meses. Aquí las autoridades no han evolucionado”, apuntó Larios.
La Empresa Nacional de Energía Eléctrica (Enee) no garantiza el suministro a proyectos residenciales y comerciales, obligando a los desarrolladores a invertir en infraestructura propia. En Tegucigalpa, además, el suministro de agua potable es insuficiente, de acuerdo con la Chico.
Reginaldo Panting, directivo de la Asociación de Urbanizadores y Promotores de Vivienda de Honduras (Asuprovih), sostuvo que los atrasos en permisos y la falta de energía encarecen los proyectos.
“Para una urbanización se deben cumplir al menos 75 pasos en diferentes instituciones, lo que tarda de tres a cuatro años. En cambio, los edificios verticales requieren un solo permiso”, explicó Panting. Alertó que, de no simplificar trámites, los inversionistas dejarán de construir urbanizaciones.
Alejandro Puerto, presidente del Colegio de Ingenieros Civiles de Honduras (CICH), advirtió que, aunque en la zona norte algunos materiales son más baratos que en el centro, la mano de obra resulta más cara.
“Uno de los problemas más grandes es que se ha ido mucha mano de obra a otros países. Hay escasez”, afirmó.
Puerto agregó que los servicios básicos deben crecer y modernizarse, ya que el desarrollo comercial, residencial e industrial de las ciudades así lo exige.
En San Pedro Sula, el precio mínimo de una casa ronda los 2.5 millones de lempiras, con excepción de municipios como Villanueva y Choloma, donde aún se encuentran opciones de vivienda social desde 1.5 millones de lempiras.