La polémica alrededor de Miss Universo 2025 sigue creciendo tras la coronación de Fátima Bosch.
La representante de Noruega, Leonora Lysglimt-Rødland, denunció en una transmisión en vivo que el concurso habría estado manipulado, asegurando que el Top 10 de finalistas fue definido con antelación, semanas antes de la gala en Bangkok, Tailandia.
Según su testimonio, varias concursantes se enteraron con anticipación de quiénes serían las finalistas, lo que generó desilusión y cuestionamientos sobre la legitimidad del proceso. “¿Para qué competimos?”, expresó la noruega, dejando entrever que la competencia habría perdido credibilidad.
Estas acusaciones se suman a otros hechos que han puesto bajo escrutinio al certamen: la renuncia de un juez oficial, Omar Harfouch, quien denunció irregularidades en la selección de participantes, y la salida de Miss Costa de Marfil, que también cuestionó la transparencia del concurso.
La controversia se intensificó tras la coronación de Bosch, cuando parte del público abucheó la decisión y en redes sociales se multiplicaron las críticas.
Algunos señalamientos apuntan incluso a un posible favoritismo hacia la mexicana por parte de Raúl Rocha, presidente del certamen y también de origen mexicano, pero el copropietario de Miss Universo, negó las acusaciones de fraude, y anunció acciones legales contra medios de comunicación que hayan difundido informaciones que considere difamatorias.
Según explicó, el título no se define únicamente por belleza, pasarela o carisma, sino por la capacidad logística de viajar con rapidez, cumplir compromisos diplomáticos, asistir a actividades internacionales y representar a la marca en múltiples países sin obstáculos burocráticos.
En una entrevista con la periodista Adela Micha, al ser cuestionado sobre por qué Olivia Yacé —una de las grandes favoritas del público y del jurado— no ganó la corona, el empresario mexicano fue tajante: el obstáculo no fue su desempeño, ni su preparación ni su imagen, sino las limitaciones de su pasaporte.
Explicó que Costa de Marfil necesita visa para ingresar a aproximadamente 175 países en el mundo, lo que, según su argumento, haría prácticamente imposible que la ganadora pudiera cumplir con la intensa agenda internacional que implica portar la corona de Miss Universo.
En este contexto, las declaraciones de Miss Noruega han encendido aún más el debate sobre la credibilidad de Miss Universo, un evento que históricamente ha buscado proyectar valores de diversidad y empoderamiento, pero que ahora enfrenta acusaciones de manipulación y falta de transparencia.