El maquillaje de esta temporada se rinde al encanto del efecto “sunkissed” : una técnica que simula el rubor suave y dorado que deja el sol tras una jornada al aire libre, sin necesidad de exponerse a los rayos ultravioleta.
Ligero, natural, modulable y aplicable no solo en conjunto sino también en zonas estratégicas como los párpados. Inspirado en la calidez de la piel ligeramente bronceada, este efecto se ha convertido en el nuevo canon estival, con pieles satinadas, volúmenes esculpidos y miradas bañadas en tonos tierra.
Una propuesta que, más allá de una simple tendencia, es un homenaje al resplandor saludable. La piel, punto de partida. Mario Dedivanovic —más conocido como Make Up by Mario—, uno de los nombres más influyentes del panorama actual y reconocido maquillador de las Kardashian, ha formulado una rutina en seis pasos que encapsula la esencia del efecto “sunkissed” para replicar este maquillaje natural y favorecedor para todo tipo de rasgos.
El maquillador ha creado una línea de productos específicos con los que seguir esta rutina, que es también aplicable si se utilizan los productos que se detallan en esta guía; gotas bronceadoras, polvo bronceador, colorete, iluminador y brillo. ¿El truco? Aplíquelo exactamente en zonas concretas y sobre el rostro hidratado.
Lograr un efecto “sunkissed” auténtico comienza con una base translúcida que refleja luz sin ocultar la textura real del rostro. El primer paso, según Make Up by Mario, decantarse por un sérum bronceador.
Este híbrido entre maquillaje y tratamiento proporciona un tono dorado natural, con un acabado imperceptible. La aplicación estratégica —mejillas, sienes y nariz— recrea las zonas donde el sol incide de forma natural, y puede potenciarse mezclando unas gotas con la crema hidratante para un resultado más etéreo.
A continuación, se construye el efecto bronceado mediante un polvo aterciopelado que permite modular la intensidad sin marcar la superficie de la piel. Aplicado en capas ligeras sobre la línea del cabello, pómulos, mandíbula y párpados, aporta dimensión al rostro sin renunciar a la naturalidad. La técnica consiste en intensificar progresivamente el color para evitar un acabado plano o artificial, es decir, ir de menos a más para detenerse en el punto deseado, jugando con las intensidades.
Esculpir sin rigidez.
Una de las claves de esta técnica es definir los volúmenes sin rigidez. Lejos de los contornos marcados que dominaron otras temporadas, el “sunkissed” actual aboga por una estructura refinada, para lo que el experto recomienda hacerse con una barra o “stik”.
Este producto cremoso permite redefinir el rostro a través de una aplicación puntual —bajo los pómulos, en los laterales de la nariz y a lo largo de la línea del cabello— para después difuminar con movimientos suaves. El objetivo no es dibujar líneas, sino sugerir sombras sutiles que eleven la expresión.
El rubor, por su parte, se convierte en el vehículo principal de frescura y vitalidad a través de un colorete. El experto sugiere tonos como Soft Coral o Plum, idóneos para crear ese rubor cálido y veraniego, que se extiende desde la mejilla hasta la sien para conseguir un efecto `lifting´ natural.
Esta zona también capta la luz, por lo que el rubor contribuye a potenciar la luminosidad sin necesidad de recurrir a productos excesivamente brillantes.
Toques de luz y volumen. El brillo estratégico es la guinda del efecto “sunkissed”. Lejos de los iluminadores cargados de partículas nacaradas, la nueva generación apuesta por acabados satén y texturas sedosas que simulan la luz natural. El iluminador se aplica en los puntos altos del rostro —pómulos, arco de la ceja, puente de la nariz y arco de cupido— para atraer la luz sin resultar evidente. Su textura se integra con la piel, ofreciendo un resplandor tenue que potencia los tonos cálidos del verano.
El paso final en la construcción de este rostro bañado por el sol es el tratamiento labial con una fórmula enriquecida que combine tratamiento y color, aporte volumen natural y un acabado satinado, sin aportar colores que carguen en exceso el maquillaje de aire natural.
La mirada, nuevo foco de luz
Aunque el efecto “sunkissed” nació como una técnica centrada en la piel, esta temporada da el salto a los ojos. Según el maquillador Adrián Rux, embajador digital de L'Oréal Paris, “el rubor cálido y los tonos bronce se trasladan a los párpados para completar un maquillaje monocromático, luminoso y fácil de llevar”.
La firma francesa ha interpretado esta tendencia con sus Le Shadow Stick, sombras en formato lápiz de alta pigmentación y larga duración con una textura cremosa que se difumina fácilmente, permiten crear una mirada bañada por el sol en cuestión de segundos.
“Tonos tierra, cobres suaves y dorados se convierten en aliados para aportar calidez a la mirada”, explica Rux, quien recomienda aplicarlos en todo el párpado móvil y difuminar ligeramente hacia la cuenca para lograr una transición suave.Esta técnica, además de versátil, favorece a todos los tonos de piel y colores de ojos.
“Los marrones cálidos combinan con cualquier fisonomía. Podemos usarlos como foco principal del maquillaje o como complemento de un labial más intenso”, añade el experto.La aplicación estratégica de estos tonos también responde a la lógica del “sunkissed”: se aplican en las zonas del párpado donde el sol impactaría naturalmente, simulando esa calidez sutil y homogénea que unifica el rostro.
Maquillaje y estética preventiva
El auge del efecto “sunkissed” responde, en parte, a una transformación profunda en el ideal de belleza: se prioriza la piel saludable, bien cuidada, luminosa y con una textura visible. Este cambio está alineado con la estética sin huella, que apuesta por técnicas no invasivas, texturas livianas y acabados que no enmascaran.
En este contexto, el maquillaje deja de ser una máscara para convertirse en un potenciador del rostro real. La tendencia “sunkissed” no requiere perfección, sino armonía. Los productos empleados no camuflan, sino que revelan la vitalidad, la estructura y el color que ya existen en el rostro.
La meta es conseguir una imagen saludable, espontánea y natural, como si el propio cuerpo hubiese sido acariciado por la luz del sol.Sol sin sol: belleza responsable. Una de las ventajas más destacadas del efecto “sunkissed” es su capacidad para replicar el aspecto del bronceado sin recurrir a la exposición solar, reduciendo así el riesgo de fotoenvejecimiento y daño cutáneo.
Gracias a texturas híbridas, es posible recrear ese resplandor veraniego sin comprometer la salud de la piel.Este nuevo enfoque de maquillaje no solo responde a criterios estéticos, sino también éticos y de autocuidado.
El uso de fórmulas con ingredientes tratantes, junto con texturas modulables, invita a adoptar una rutina más consciente, menos agresiva y más conectada con la realidad cutánea de cada persona.