La catedral metropolitana San Pedro Apóstol fue el escenario donde el arzobispo Miguel Lenihan presidió la misa con el rito de ordenación sacerdotal e impuso las manos a los ordenados.
Fue un ritual solemne. Una procesión encabezada por el obispo Lenihan, sacerdotes, diáconos y los ordenandos acompañados de sus familiares ingresaron a la catedral para la solemne eucaristía de ordenación. La catedral lució abarrotada de feligreses de las distintas parroquias que llegaron a presenciar la ceremonia que es sinónimo de alegría para la iglesia católica, más sacerdotes nativos a la arquidiócesis.
La misa siguió su curso y fue en la homilía que el arzobispo envió a los ordenados un mensaje de humildad, sencillez y amor al prójimo. Les recordó la vida y el ejemplo de San Francisco de Asís también la de San Vicente de Paúl. Recordó el trabajo pastoral de monseñor emérito Ángel Garachana. “Ésta ordenación es fruto de su trabajo y labor pastoral, Yo estoy cosechando esa siembra” dijo monseñor Leniham.
Desde hoy acompañarán al pueblo de Dios en su caminar en este mundo, a las familias en momentos de alegría y tristeza. “Que el confesionario sea un oasis de paz, un momento con el señor y que no sea un lugar de tortura, sino un encuentro de misericordia con el señor” dijo.
El arzobispo recordó a los nuevos sacerdotes que la iglesia y el confesionario deben ser islas de misericordia. Los llamó a no olvidarse de los pobres y necesitados que son los preferidos de Dios.
“Ustedes no están solos en esta tarea, muchos laicos están comprometidos para ayudarles igual que hermanas religiosas. El sacerdote siempre sabe trabajar en equipo, no individual” dijo.
Lenihan recordó a los nuevos sacerdotes que la gente necesita a alguien que lo escuche y es el papel del sacerdote. “No es fácil sentarse y escuchar horas y horas, pues se necesita paciencia y fe”.
En su mensaje el obispo recalcó a los sacerdotes que el trato debe ser igual para todas las personas porque en una parroquia no hay preferencias.
Posteriormente, se realizó el rito de la imposición de manos y la plegaria de ordenación. Los tres elegidos son revestidos con la estola y la casulla, que son los ornamentos litúrgicos propios del presbítero.
Ya con sus vestiduras, los ordenados se arrodillaron frente al obispo para ser ungidos con el crisma en las palmas de las manos. El ritual llega a su fin y la misa sigue hasta la bendición final.
A través de videos Monseñor Ángel Garachana envió un mensaje a los nuevos sacerdotes. “Pidió a la sociedad que sigan orando por las vocaciones. La ordenación ha tenido lugar el día de la Señora del Rosario los encomiendo su protección a nombre de María” dijo Garachana desde España.
Luego el Cardenal Óscar Rodríguez dijo a los sacerdotes. “Llegó el día feliz de su ordenación sacerdotal, hoy ustedes son otros cristos para su pueblo, felicitaciones por ser fieles y llegar a la meta que al mismo tiempo es punto de partida”.
El cardenal indicó que no vale la pena ser sacerdotes mediocres o del montón, ustedes están llamando a ser otros cristos y difundir santidad. “Pídanle a la Virgen María que les forme su corazón como formó el de Jesús, me siento feliz de haber sido su acompañante en la teología moral, vívanla y pónganla en práctica” indicó.
