La producción agrícola en Honduras se vuelve cada vez más insuficiente para cubrir la demanda nacional, por lo que la importación de algunos alimentos ha aumentado.
Los productores se enfrentan a grandes desafíos como el cambio climático, los altos costos de producción y a las plagas, por mencionar solo algunos.
Actualmente, el 100% de harina de soja que consumimos en el país es importada, en un mismo porcentaje se importa el maíz amarillo, en un 90% el arroz, en un 25% el maíz blanco y en un 20% el frijol, este último, el 96% de la importación ha sido de Nicaragua en lo que va de este 2024. En 2023, la importación de frijol rojo de Nicaragua fue del 90%.
La mayor importación de harina de soja, arroz y maíz amarillo es de Estados Unidos.
En lo que va de este año, se han importado 341,501.49 quintales de frijoles. En 2023, se importaron 563,331.43 quintales de frijoles, 14,388,075 quintales de maíz amarillo, 3,929,490 de maíz blanco y 3,806,506 quintales de arroz.
El informe del Banco Central de Honduras (BCH), establece que en julio de 2024, la inflación mensual medida a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC) se ubicó en 0.64%, influenciada principalmente por el alza de precios de algunos alimentos de origen agrícola que han sido afectados por el clima (pérdida de cosechas debido al exceso de lluvia), plagas y su venta a mercados internacionales, y de ciertos alimentos industrializados mayormente importados, cuyo costo de transporte marítimo se ha incrementado; explicando en su conjunto el 70.3% de la inflación mensual.
El índice de precios de la categoría de alimentos y bebidas mostró un incremento mensual de 1.45%, determinado principalmente por el alza en los precios de algunas verduras, en parte por la pérdida de cosechas debido al exceso de lluvia o la venta al exterior de productos como papa, tomate pera y manzano, zanahoria, chile dulce, pataste, lechuga, aguacate, cebolla y plátano.
Asimismo, por el inicio tardío de la cosecha de primera se reportan incrementos en el precio del maíz y frijoles.
En sentido contrario, se observó una reducción en los precios de huevos, margarina, azúcar, limón, uvas y piñas.
Las condiciones de ofertas de alimentos seleccionados como cebolla, la mayor parte de este producto es importado de Guatemala y Países Bajos, la mayoría de la zanahoria es importada de Guatemala y México.
Un porcentaje de la producción de lechuga se exporta a Guatemala y el restante fue dañado por las lluvias, en chile dulce se ha observado una disminución en la producción debido a las fuertes lluvias, una parte de la producción nacional de tomate se exporta a El Salvador, la papa se dejó de cosechar en Tatumbla por problemas de plaga en su siembra y la producida en Ocotepeque se está exportando a Guatemala.
En cuanto a maíz y frijoles, inicio tardío de la siembra de primera de granos básicos, por el retraso de la temporada lluviosa.
Expertos señalan que en frijol siempre hemos estado cerca de la autosuficiencia, pero en los demás granos cada vez, nos alejamos más.

Plaga de origen asiático
Guillermo Cerritos, exdirector de la Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos de Honduras (Fenagh), manifestó que en frijol, como país, somos un 80% autosuficientes, sin embargo, la producción de este alimento se está viendo amenazada con una nueva plaga llamada Thrips, cuyo nombre científico es Megalurothrips usitatus, de origen asiático.
Cerritos señala que a causa de esta plaga, la producción de frijol se vería afectada en un 50%, por quema de las plantaciones y reducción en el peso y la calidad de los granos.
“Cabe considerar declarar está situación como una emergencia fitosanitaria en el cultivo de frijol en los países centroamericanos, ya que las consecuencias, en términos de producción, pueden llegar a ser de hasta 50% de reducción del rendimiento”, aseveró Cerritos en un análisis sobre esta nueva plaga en conjunto con la investigadora agrícola, Lorena Lastres y el experto en temas agrícolas Luis Fernando Gómez.
“Cómo y cuándo llegó a Honduras y el resto de Centroamérica, es un misterio. Lo que resulta irrefutable es que se ha diseminado tan rápida y eficientemente que hoy este thrip constituye la principal plaga de frijol común y amenaza la producción del grano básico más nutritivo y valioso de la dieta de los centroamericanos”, agregan.
Los expertos expresan con preocupación, que en estos momentos, nuestros pequeños agricultores no están capacitados para enfrentar la plaga bajo un concepto de manejo integrado de la misma.
Esta plaga posee capacidad de reproducción sexual y asexual, además, sobrevive en las floraciones de múltiples especies de la familia botánica leguminosa, las cuales son comunes y están normalmente presentes en las zonas de producción, como por ejemplo la Crotalaria o Chipilín (utilizado en la comida típica del Occidente del país), el árbol de madreado o mata ratón (Gliricidia sepium), la zarza, arbusto común en potreros y orillas de carreteras, el maní forrajero o maní ornamental (arachis pintoi), lo cual hace más complejo su manejo y la reducción de sus poblaciones durante todo el año.
Las flores de frijol, lugar donde el thrip se concentra, alimenta y refugia, posee varias capas que le sirven de protección y esto dificulta la penetración y consecuente eficacia de los insecticidas.
“Se requiere entrenar a los productores para actuar preventivamente, controlando hospederos alternos cercanos, utilizando repelentes, etc. para asegurar que 15 días antes de la floración las poblaciones sean reducidas y no llegar tarde a percatarse de este enemigo”, añaden los expertos.
Las herramientas de manejo son varias, pero podemos mencionar entre ellas: las aplicaciones al suelo de hongos beneficiosos como Beauveria bassiana y Metarrhizium anisiopliae desde la siembra y a intervalos de 0, 10, 20 y 30 días, idealmente utilizando estiércol bovino húmedo ya descompuesto.
Se conoce ya, por su importancia en el control de Megalurothrips en Asia, la existencia de cepas altamente efectivas contra este thrip: Beauveria bassiana (SB010) y Akanthomyces atenuantes (SCAUDCL-53).
“Sería de suma importancia poder tener acceso a dichas cepas pidiéndolas a través del Ministerio de Agricultura o de entidades educativas como Universidad Zamorano o la Unah. Otras alternativas son el uso de repelentes naturales de extractos de plantas como el neem y en mezcla con la aloína fermentada de la sábila, el uso de extractos de chile, ajo, canela, cebolla, así como la aplicación de jabón o detergente de tipo potásico en mezcla con aceite vegetal”, recomiendan.
Otros retos de los productores hondureños
Los cambios climáticos son otros retos a los que se enfrentan los productores, por los extremos, en verano una sequía y en tiempos de lluvia, fuertes torrentes de agua.
Para aumentar la producción es necesario motivar la inversión y para esto debe haber estabilidad política y seguridad jurídica, aseguran los empresarios.
“Requerimos un cambio en nuestro sistema de producción, necesitamos pasar de campo abierto en donde estamos en riesgo por cambio climático a utilizar infraestructura de cultivo protegido, para que no se vea afectado, debemos tecnificar la agricultura, por lo menos la de vegetales”, indicó Cerritos.
Mario Dubón, de la Asociación de Productores de Aguacate, enfatizó que la producción nacional no suple la demanda interna.
“Esto ha sido por muchos años, ejemplo, frijol importamos de Nicaragua, Aguacate de México, leche en polvo, carne de cerdo congelada, maíz, arroz, etc, etc., y ha sido por varios años”.
Dubón señaló que algunos de los factores que inciden en la baja producción es la falta de políticas agroalimentarias de Gobierno, tenencia de la tierra, la falta de créditos al sector agropecuario con tasas preferenciales, implementar sistemas de riego, asistencia técnica por parte de la SAG, fortalecer las cadenas de valor.
“La investigación agrícola, no existe y los insumos se han encarecido”, añadió.

Dulio Medina, presidente de Prograno, indicó que la falta de dólares está afectando grandemente la cadena productiva, algo que debe resolverse con prontitud.
Medina explica que Honduras es el país de la región con mayores costos de producción, incluyendo los elevados costos de energía.
A modo de ejemplo, señaló que en Nicaragua se produce a un 40% menos de costo que en Honduras.
Con respecto a la plaga que afecta la producción del frijol, Medina apuntó que para controlarla se requieren productos que son onerosos en el mercado y el pequeño productor artesanal no tiene capacidad para comprarlos.