La reciente fuga de 20 criminales de alta peligrosidad de la pandilla Barrio 18 de la cárcel de máxima seguridad Fraijanes II de Guatemala, ocurrida hace dos semanas, pero confirmada el 12 de octubre de 2025, ha causado una sacudida en el sistema penitenciario guatemalteco y una crisis de seguridad que amenaza la seguridad en Honduras y la región.
Los pandilleros de la 18, según investigaciones de las autoridades guatemaltecas, sobornaron con varios miles de dólares a los guardas penitenciarios para neutralizar la seguridad interna y, sin recurrir a la violencia, escapar en la madrugada con apoyo de logística externa.
Pero la Policía Nacional Civil (PNC) de Guatemala logró recapturar en menos de 24 horas, después de la fuga, al primer pandillero y en los días posteriores a tres más para reducir el número de prófugos a 16.
La PNC recapturó a Byron Eduardo Fajardo Revolorio, alias Black Demon, identificado como cabecilla de la clica Latin Family del Barrio 18, en el departamento de Santa Rosa a 65 kilómetros al suroeste de Ciudad de Guatemala y a tres horas y media de la frontera de El Salvador.
Recapturó a Marlon Manolo Martínez Sincuir, alias Monstruo, y a Malvin Gabriel De León, alias Liro Strong, en Huehuetenango, departamento fronterizo con México, ubicado a más de 200 kilómetros de la capital.
Las autoridades recapturaron a Nicolás Xantes Sis (de 43 años), alias El Brown, líder de la clica Vatos Locos, de la pandilla del Barrio 18, en el kilómetro 82 jurisdicción de La Democracia, Escuintla, departamento que limita con el mar Pacífico.
La recaptura de estos pandilleros en puntos geográficos cercanos a las fronteras supone, para las autoridades guatemaltecas, que estos podrían estar buscando refugios en lugares menos urbanos o en países vecinos, principalmente, Honduras y México.
“Desde el momento que se tuvo conocimiento de la evasión (la fuga), la Policía Nacional Civil tomó cartas en el asunto y en menos de 24 horas recapturamos al primero y en menos de una semana tenemos cuatro recapturados en los departamentos de Santa Rosa y Huehuetenango, no en Ciudad de Guatemala”, dijo en entrevista telefónica con diario LA PRENSA el inspector Edwin Monroy, portavoz de la PNC de Guatemala.
Las autoridades policiales guatemaltecas, además de mapear posibles refugios dentro de su territorio, han alertado a los países vecinos donde esa organización criminal tiene clicas activas.
Monroy le explicó a LA PRENSA que para ejecutar “esta evasión, los pandilleros estuvieron planificando varios meses” y finalmente “no usaron la fuerza o amenazas y lograron la complicidad de miembros del sistema penitenciario” que las autoridades policiales han capturado por la complicidad de la fuga masiva que dejó descubierta la corrupción en las cárceles de ese país.
El Salvador no es una ruta predilecta
El Ministerio de Gobernación ha destinado Q3 millones (L10,280,169) a las personas que provean información que conduzca a la captura de los 16 pandilleros restantes y Q150,000 (L514,008) de recompensa por cada uno de ellos.
El salvadoreño Ricardo Sosa, reconocido criminólogo y experto en seguridad pública, advierte que “la reciente fuga de pandilleros criminales de un penal de Guatemala es un riesgo a la seguridad pública y seguridad nacional de países como México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, incluyendo Costa Rica y Panamá, ya que estos pandilleros intentarán abandonar el territorio guatemalteco para evitar ser recapturados, sobre todo porque, desde el hecho mismo de la fuga, ya tienen un delito adicional que se les estaría acumulando”.
En entrevista con LA PRENSA, Sosa indicó que los pandilleros buscarán salir de ese país porque el Congreso de Guatemala aprobó el 21 de octubre la Ley Antipaldillas o Ley para el combate frontal de los grupos delictivos u organizaciones criminales transnacionales y terroristas que endurece penas por extorsión, reclutamiento de menores y otros delitos y permite la creación de cárceles de máxima seguridad.
"Me parece que todos los países deben tomar sus consideraciones, en particular Guatemala, tiene que lograr la recaptura de estos peligrosos criminales que en primer lugar, considero, han buscado evadir la justicia para Honduras, luego, una segunda opción: permanecer en Guatemala.
En el caso de El Salvador, todos los puntos fronterizos, limítrofes con Guatemala y con Honduras, se encuentran debidamente custodiados por la Fuerza Armada de El Salvador, a través de los grupos que desarrollan los comandos especializados y de fuerzas especiales (...) y la Policía Nacional Civil también tiene dispositivos que están operando en todos los puntos fronterizos y puntos fronterizos no habilitados", dice Sosa.
Para Sosa, los pandilleros guatemaltecos "no tienen en ningún momento la visión o el plan de buscar El Salvador porque, al ser capturados en El Salvador, serían enviados de inmediato al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), por ser miembros de la pandilla Barrio 18, por lo tanto, El Salvador no es una ruta predilecta o de escape de estos criminales terroristas".
Sosa le recomienda a las autoridades hondureñas tomar "todas las medidas necesarias porque se encuentran en pleno proceso preelectoral y a la deriva en materia de seguridad".
Según él, "el panorama no es nada fácil, Guatemala vive una verdadera crisis de seguridad ante una infiltración del crimen organizado en las altas esferas del Estado guatemalteco que ha conllevado prácticamente a la destitución de los principales titulares en una escandalosa fuga de pandilleros criminales, quienes salieron por la misma puente de enfrente del mismo penal vestidos de policías".