Los pandilleros presos andaban vestidos con overol anaranjado, la cabezas rapadas con los tatuajes que los identifican con su grupo delincuencial, y grilletes en sus pies.
Las principales víctimas son niños y adolescentes que desertan de escuelas y colegios, que enfrentan fracturas familiares por la violencia, alcohol, drogas y falta de dinero.
Según el ministro de Seguridad los cinco jóvenes fueron asesinados el mismo día que desaparecieron. Esto es lo último de la mudanza mortal de Tegucigalpa