Astre, una artista plástica que creció en una Irca

En Honduras existen 136 Instituciones Residenciales de Cuidado Alternativo (Irca) que albergan 3,961 niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad, quienes alcanzan metas y sueños

Astre, una artista plástica que creció en una Irca
San Pedro Sula, Honduras

Gracias al respaldo que recibió en la Institución Residencial de Cuidado Alternativo (Irca) El Refugio, Astre Briyith Mejía Jiménez logró convertirse en artista plástica a los 13 años y hoy, cuando tiene 29, diseña y confecciona exitosamente carteras de yute pintadas a mano que llegan a cientos de personas en Norteamérica y Europa.

Mejía Jiménez llegó a esa Institución Residencial de Cuidado Alternativo, ubicada en San Pedro Sula, cuando tenía apenas cuatro años y desde ese momento, que no “lograba comprender la situación”, aprendió a vivir en familia con decenas de niños que desconocía y, que al igual que ella, habían llegado por diferentes causas, pero todas relacionadas con su estado de vulnerabilidad.

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Al mirar hacia el pasado, mientras pinta el rostro femenino en un lienzo de yute, Mejía Jiménez recuerda que en la Irca El Refugio recibió alimentación, ropa, medicina, una cama, educación y aprendió los valores de solidaridad, respeto, responsabilidad, gratitud y amor al prójimo, que ahora son la base en la cual descansa su familia y el emprendimiento de carteras y sacos de yute para empacar café.

“Tuve una niñez muy bonita gracias a las personas que dirigen el Hogar de Niños El Refugio. Cuando era niña no entendía por qué estaba ahí, pero ya grande valoré todo el esfuerzo que hacían por mí y por otros niños. Ahora pinto obras de arte y me dedico hacer carteras pintadas a manos y bolsas de yute para café”, dice.

Astre Briyith Mejía Jiménez diseña y elabora estas carteras de yute. Cada obra hecha a mano en el lienzo es única.

Mejía Jiménez, que sobresalía en artes en la escuela, a los 14 años ganó un concurso nacional de dibujo convocado por las organizaciones Ángeles de Esperanza y Cepudo. A raíz de ese logro, la Irca decidió enviarla a Tegucigalpa para que estudiara en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

En la capital, completó sus estudios de bachillerato en artes plásticas en 2013. La Irca El Refugio costeó sus gastos de alojamiento y alimentación durante esa etapa. Posteriormente, la matriculó en un curso de belleza.

“El Hogar (llamado legalmente Irca) siempre me apoyó. Para que estudiara en Tegucigalpa, le pagaron a una señora que cuidaba estudiantes. Al terminar el bachillerato, regresé al hogar y seguí viviendo un tiempo hasta que salí a los 20 años”, relata.

Astre Briyith Mejía Jiménez también confecciona pequeños sacos de yute para empacar café.

En ese período aprendió belleza y realizó su primera exposición de arte en el Centro Cultural Sampedrano. Parte de los ingresos que obtenía al vender sus cuadros los destinaba a la Irca, que le proporcionaba los materiales, mientras que el resto lo ahorraba para su futuro.

Actualmente, vive en Villanueva, Cortés, con su esposo y sus dos hijos pequeños. Combina su arte con el diseño textil, pintando rostros y figuras artísticas sobre bolsas y carteras de yute que confecciona “por pedidos que me hacen por WhatsApp: AstreArtes, al número 504 9618-4711”.

“Doña Linda Cuello, presidenta de la organización Cepudo, me dio la idea. Yo la modernicé y ahora vivo de esto”, relata con orgullo.

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La historia de Astre Briyith Mejía Jiménez es una muestra del impacto positivo que tienen las Instituciones Residenciales de Cuidado Alternativo que surgieron en Honduras para dar protección a los niños, niñas y adolescentes (NNA), incluyendo aquellos que han perdido el cuidado parental o están en situación de vulnerabilidad.

Según el Censo Nacional de la Niñez en Cuidado Residencial (presentado en junio de 2025), en Honduras existen 136 Irca que albergan 3,961 niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad. La mayoría (58%) tiene entre 6 y 14 años, y el 56% son varones. Estas cifras son dinámicas, cambiantes, pues dependen de medidas de protección, egresos por mayoría de edad y procesos de reintegración familiar.

De las 136 Irca registradas, solo 30 reciben financiamiento estatal. La mayoría sobrevive gracias al apoyo de organizaciones internacionales (63%), organizaciones locales, instituciones religiosas, donantes privados o son autofinanciadas mediante actividades realizadas para recaudar dinero.

Pese al papel preponderante que desempeñan, las Irca deben pagar el consumo de energía eléctrica, agua, también gravámenes. Las municipalidades, como la de San Pedro Sula, les cobran los permisos de operación e impuestos por ingresos de dinero donado, como si se tratara de ganancias empresariales obtenidas por ventas de productos y servicios. Este aspecto no lo consigna el informe.

El informe revela que el mayor número de Irca se concentra en Francisco Morazán (29%) y Cortés (21%), departamentos que coinciden con las zonas de mayor concentración urbana del país y donde hay mayor conflictividad social.

Para Mejía Jiménez, quien llegó a la Irca El Refugio sin tener madre, pero solo padre, quien falleció cuando ella tenía 9 años, estas instituciones le permiten a cientos de niños “vivir con seguridad en un lugar donde hay más niños en situaciones parecidas y donde pueden logras sus metas”.

Así como a Mejía Jiménez la enviaron a estudiar a Tegucigalpa, otras Irca sufragan los estudios universitarios de los jóvenes en instituciones de educación superior privadas o públicas, dentro y fuera del país. Algunas han enviado a los beneficiados a estudiar inglés a Inglaterra, por ejemplo.

Al mismo tiempo que confecciona las carteras de yute, Mejía Jiménez dice que ella es la prueba de que un entorno protector, como el que le ofrecieron en la Irca El Refugio, abre oportunidades a niños que, “sin apoyo de nadie, no tienen posibilidades en la vida”.

Aunque las entidades relacionadas con la protección de niñez en Honduras cambian nombres, planes y también funcionarios, según el partido político en el poder, las Irca, que operan basadas en el Código de la Niñez y acuerdos internacionales, ofrecen invariablemente ayuda a los menores de edad por la solidaridad de personas y organizaciones donantes (nacionales y extranjeras).

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Debido a la volatilidad de las entidades gubernamentales en años pasados, el sistema de protección carecía de cifras sobre las Ircas y menores de edad alojados. Hoy las autoridades cuentan con el Censo Nacional de la Niñez en Cuidado Residencial realizado por primera vez por la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF), Instituto Nacional de Estadística (Ine), Secretaría de Gobernación, Justicia y Descentralización, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

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Juan Carlos Rivera
Juan Carlos Rivera
juan.rivera@laprensa.hn

Licenciado en periodismo (Universidad Nacional Autónoma de Honduras), máster en finanzas (Universidad Tecnológica Centroamericana), máster en dirección empresarial con orientación en gerencia de competencias directivas (Universidad Europea de Madrid). Más de 25 años en periodismo.

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