Exclusivo suscriptores
La Ley Contra el Acoso Escolar, diez años después de su aprobación (2014), se ha convertido en una herramienta obsoleta ante un cyberbullying que destroza la salud mental de miles de adolescentes con deepfakes creados con Inteligencia Artificial que la norma jamás anticipó.
El 19 de diciembre de 204, el Congreso Nacional aprobó la Ley Contra el Acoso Escolar con el “objeto promover la buena convivencia en los centros educativos para prevenir, sancionar y erradicar toda forma de violencia, física o psicológica, agresiones, hostigamientos, intimidación y cualquier acto considerado como Acoso, entre los alumnos”.
Esa ley, que entró en vigencia el 21 de enero de 2015, conceptualiza el acoso escolar o bullying como “cualquier forma de maltrato, agresión, intimidación, acción de menosprecio, discriminación, exclusión, ejercida a través de un acto físico, expresión verbal, escrita o gesto que cause un daño psicológico o físico, producido entre escolares de forma reiterada tanto en el aula o en cualquier espacio físico dentro del centro educativo o fuera de éste, realizado directa o indirectamente, por medio de dispositivos electrónicos, tecnológicos, informáticos, uso de software, redes sociales, vídeos, imágenes y demás sistemas digitales”.
En términos generales y de manera limitada, la ley considera como acoso escolar o bullying "contra uno u otros estudiantes" las formas psicológica, física, verbal y cibernética. Esta última, según la ley, “cuando la conducta sea manifestada a través de los medios de las tecnologías de la información, tales como: celulares, internet, redes sociales, fotografías y vídeo”.
Al aprobar la ley, el Congreso Nacional dio un paso importante en un intento de frenar el maltrato en los centros escolares, sin embargo, la puso en vigencia en un contexto de una internet menos inteligente, conocida en el mundo tecnológico como Web 2.0.

El acoso escolar pasó de las aulas al celular
Entre 1960 y 2000, una parte de la sociedad conoció Internet 1.0 (Web 1.0) que consistió en una red que conectaba computadoras las cuales compartían información estática y cuyo elemento de comunicación más novedoso para toda la sociedad en sus últimos años llegó a ser el correo electrónico.
Más tarde llegó la internet interactiva y social que ha permitido a los usuarios no sólo consumir contenido, sino generar mediante redes sociales, como Facebook, Instagram, TikTok, blogs. En 2025, la sociedad se encuentra en una etapa de transición hacia la internet 3.0 (web 3.0) que ofrece nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial. En el futuro, llegará la internet 4.0, más inteligente e inversivo.
Más de una decena de psicólogos consultados por La Prensa han expresado que a sus consultorios no sólo llegan adolescentes que han sido víctimas de acoso escolar dentro de las aulas, también asisten quienes buscan asistencia profesional por ser objeto de ataques por medio de redes sociales, donde, en cuentas falsas, les publican videos o imágenes de sus rostros en situaciones que afectan su dignidad y dañan su salud mental.
Estos contenidos audiovisuales son conocidos como deepfakes que ha proliferado en los últimos tres años. Son videos, imágenes o audios generados por inteligencia artificial que imitan la apariencia y voz de una persona con tal precisión que pueden engañar tanto a las personas como a los algoritmos..
La psicóloga Dafhne Izaguirre, máster en psicología clínica y de la salud, dice que su consultorio llegan niños y adolescentes que han sido acosados de diferentes maneras, entre ellas el cyberbullying que “está tomando mayor fuerza”.
“Hace algunos años había más acoso físico, cara a cara, hoy en día, hay menos porque como sociedad hemos avanzado. Ahora el psicológico está marcado en niños y en niñas. Lo nuevo, con internet y las redes sociales, está el ciberacoso: anónimamente o directamente afectan a más adolescentes por medio de internet”, dice Izaguirre.
A su consultorio, ubicado en Clínica Psicológica AVANTE de San Pedro Sula, de cada diez pacientes menores de edad que llegan, principalmente adolescentes, la mitad expresa que ha sufrido acoso por medio de diferentes vías cibernéticas. Ellos llegan severamente afectados sicológicamente tras la publicación de fotografías y videos u imágenes creadas.
Es urgente actualizar la ley y crear campaña de cero tolerancia al ciberacoso
Por “ser un problema multisistémico”, además de reformar la ley, Izaguirre plantea que el país necesita “campañas de cero tolerancia al bullying, porque no sólo es físico, y esto debe ser con la participación de escuelas, padres de familia y Gobierno, puesto que la prevención es lo mejor para evitar daños mayores”.
Igualmente, Carlos Ramos, psicólogo clínico, máster en neuropsicología clínica, terapeuta miofuncional del Centro de Educación Especial y Desarrollo Integral de la Persona (CEDIREH), coincide en que el país necesita actualizar la ley ante el recrudecimiento del cyberacoso.
“Si bien existe una ley, que no está actualizada. También es necesario más educación digital en centros educativos y más difusión de los medios de comunicaciones. Hay que socializar y crear campañas relacionadas con esta temática y sobre las herramientas de inteligencia artificial porque los padres pueden llegar a creer que las imágenes generadas con esta tecnología son reales”, dice.
Ramos le dijo a Diario La Prensa que entre sus pacientes ha tenido uno que sufrió ciberacoso mediante plataformas de streaming con la difusión de imágenes e información que hacían referencia a su aspecto físico y características personales.
“La exposición constante al acoso digital puede generar estrés crónico, alterando funciones ejecutivas (el rendimiento académico y las relaciones sociales). Las personas que es víctima de ciberacoso muesta ansiedad, depresión, trastorno del sueño, retraimiento e incluso ideación sucida”, advierte.

La ley contra el acoso presenta vacíos frente a las nuevas tecnologías
Un vacío crítico es la falta de protocolos para abordar el anonimato en plataformas emergentes. Aplicaciones como Telegram o foros cifrados permiten a los agresores actuar sin consecuencias, mientras las escuelas carecen de capacitación para investigar estos casos.
No obstante, hackers de sombrero blanco (hacker ético o un experto de seguridad informática), consultados por La Presa, advierten a las personas que se refugian en el anonimato para acosar y cometer delitos que pueden ser fácilmente rastreables y llevados ante una autoridad competente.
Expertos señalan que igualmente la ley hondureña carece de prevención tecnológica, citan como ejemplo a España o Canadá incluyen en sus legislaciones la obligación de la alfabetización digital desde primaria, con la cual aprenden a detectar, por ejemplo, deepfakes y manejar la huella digital.
El artículo 5 de la ley propone medidas reparadoras, pero en la práctica, muchos agresores menores de edad solo reciben amonestaciones, mientras las víctimas enfrentan depresión y otros problemas de salud mental que requieren de una serie de sesiones con profesionales de la psicología que no siempre son consideradas por los padres de familias por limitaciones económicas o por falta de conciencia sobre la existencia de estos problemas.
Abogados consultados por La Prensa proponen incluir delitos específicos como la manipulación digital o la suplantación con IA, además obligar a las plataformas a bloquear agresores. Sugieren la creación de un observatorio nacional que analice tendencias en tiempo real.