Desde su niñez, la pintura ha sido para ella mucho más que una pasión: una necesidad vital. Mary Morales es una artista hondureña que encuentra en el arte un lenguaje profundo para procesar el entorno que la rodea. Sus obras abordan temas como la migración, la rebeldía social, la memoria y la belleza cambiante del paisaje.
Con una paleta vibrante y una visión crítica, su propuesta visual se ha abierto paso dentro y fuera del país, llevando consigo una mirada íntima y contundente sobre la realidad que atraviesan muchas personas en Centroamérica.
En esta entrevista, la artista habla sobre sus inicios, las experiencias que marcaron su obra, el papel del color en su narrativa visual, su proceso creativo y las emociones que busca provocar en quienes observan sus cuadros. También reflexiona sobre su evolución como pintora, las exposiciones más significativas y los proyectos que construye desde su nuevo hogar en Barcelona.
1. ¿Cómo nació su vínculo con la pintura y en qué momento decidió convertirlo en un camino de vida?
Siempre quise ser artista, ha sido la única constante en mi vida y el compromiso más fuerte. Cuando pinto me siento útil, busco con mis pinturas crear una realidad que sea más viva y significativa y compartirla con la gente. Mi vínculo con la pintura nació naturalmente en la niñez, pasaba tardes enteras leyendo y dibujando, ahora es mi trabajo y no podría ser más feliz porque es lo que siento que tengo que hacer.
2. Sus obras abordan la migración con una fuerza particular. ¿Qué experiencias personales o cercanas han influido en esta temática?
Creo que mi vida entera ha sido marcada por la migración al igual que la vida de la mayoría de hondureños. Mi mamá tuvo que mudarse a Barcelona por culpa del crimen organizado, luego mi hermana, mis tíos, primos...
Pinto lo que veo, tengo una mente que debe representar para poder entender, por fortuna de la vida yo no tuve que ir en las caravanas migrantes, pero al pintarlas encarno y trato de imaginar sus vivencias y eso me hace más humana, y también espero eso del espectador.
3. El paisaje es otro eje en su trabajo. ¿Qué representa para usted el entorno natural en su obra?
Los paisajes me vuelven loca, amo estar en fuera y los persigo activamente. Muchos de mis paisajes son lugares en los que he estado. Todo en la naturaleza cambia, la luz de una playa a las 6 de la mañana no es la misma que a las 6 de la tarde, me encanta el cambio y el movimiento, es lo que trato de transmitir en mis pinturas, vitalidad.
4. ¿Cómo define usted la "rebeldía social" que plasma en sus pinturas y qué busca provocar en el espectador con ese enfoque?
Visibilizar. Todo lo pinto para que otros lo vean, creo que la pintura tiene el poder de amplificar la realidad, un gran pintor es el que puede pintar algo tan simple como una naranja y volverla maravillosa. Cuando pintaba marchas sobre las injusticias que estaban ocurriendo en la narcodictadura, lo hacía porque quería entender y guardar un registro, pero no era un registro fotográfico sino emocional.
5. ¿Cómo influyen sus vivencias cotidianas y su entorno social inmediato en los temas que elige abordar en su pintura?
Cada artista es resultado de su entorno y de su tiempo, si yo fuese norteamericana o europea quizás no pintaría sobre migración. Soy muy observadora, crítica y directa, el lugar en el que vivo se impregna fuertemente en mis obras. Casi diría que mis pinturas son como una bitácora de mis intereses del momento.
6. ¿Puede contarnos sobre una obra o exposición suya que considere especialmente significativa y qué historia hay detrás de ella?
Hice una exposición en 2023 con el BCIE (Banco Centroamericano de Integración Económica) en Tegucigalpa que fue particularmente especial. La muestra se llamó “Rostros Ausentes” fue una colección de pinturas de gran formato sobre migración que fueron animadas con experiencia de realidad virtual y aumentada. Luego la llevamos al Museo para la Identidad Nacional. Fue una linda coalición entre arte y tecnología.
7. ¿Cómo describiría su proceso creativo? ¿Ha cambiado con el tiempo?
Muchísimo. Cuando empecé a pintar, a los 16 años era desordenada y caótica, totalmente un caos. Diez años después puedo decir que soy bastante esquemática, y más eficiente. Cada cuadro y exposición está pensada con detalle, aunque también dejo espacios para la experimentación. Actualmente trabajo en mira a exposiciones o colecciones de una sola temática y pinto las obras en conjunto. Hago bocetos a lápiz, en papel, luego en lienzo.
8. ¿Qué papel juega el color en su narrativa visual?
Es primordial. Vivo por el color y soy obsesiva con ello, hay muchos cuadros que nunca he publicado porque el color no funcionaba. El color es muy importante para los pintores, un pilar fundamental al igual que el dibujo.
9. ¿En qué países ha expuesto y cómo ha sido la recepción de su obra dentro y fuera de Honduras? ¿Ha sentido alguna diferencia en la interpretación de sus mensajes?
He expuesto en Centroamérica y Estados Unidos. Y si hay mucha diferencia de percepción sobre todo por las temáticas que a veces toco, en Estados Unidos mi exposición fue sobre migración, recuerdo especialmente a una señora venezolana que lloró al ver una obra, era sobre las caravanas cruzando un río, ella lo vivió. A los norteamericanos les parecieron bonitos, sin más.
10. ¿Qué proyectos artísticos tiene en el horizonte y qué temas nuevos le gustaría explorar a futuro?
Recientemente me mude a Barcelona, estoy estudiando pintura académica pero sigo trabajando en mi obra, este año el objetivo es una exposición en Madrid. Me gustaría explorar especialmente la pintura del natural, que es ir a pintar los paisajes frente a frente, eso supone un reto extra que pintarlos en el estudio, pero creo que puede ser interesante.
Redes sociales
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