20/01/2025
08:07 PM

Misionera cumple su sueño de abrir cafetería en Chamelecón

Hace un año comenzó a vender café embotellado junto con un grupo de emprendedoras para sostener un comedor infantil en la comunidad.

San Pedro Sula

Café Las Vegas, el sueño de Rose Uribe, abrió sus puertas este martes en el centro de Chamelecón, en un evento al que asistieron decenas de pobladores de la comunidad.

La estadounidense de 45 años detrás de este emprendimiento, compartió con LA PRENSA que llegó a Honduras en 2014, con el propósito de enseñar música a niños y jóvenes que vivían en zonas vulnerables.

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Su deseo de servir a los más necesitados nació a sus 21 años, luego de que Dios la sanara de la epilepsia que padeció durante siete años. Rose, originaria de california, relata que en ese momento supo que “necesitaba vivir una vida con propósito”, por lo que comenzó sirviendo en su comunidad en EEUU.

Ubicación

Café Las Vegas está contiguo a la Despensa Familiar y atiende de lunes a sábado de 8:00 am a 5:00 pm.

Con mucho esfuerzo construyó una escuela de música donde enseñaba a jóvenes, bajo el nombre “Música con propósito”.

Con el tiempo la escuela fue creciendo y contrató más maestros. Una vez que supo que la misión en su comunidad era autosostenible y podía seguir funcionando sin su presencia, se propuso compartir la música con jóvenes de otros países que estuvieran en riesgo social.

Rose Uribe llegó a honduras en 2014 para enseñar música a jóvenes de este sector

Misión

Uribe, quien estudió música en la universidad de Berklee, contó que comenzó a buscar en internet los países más pobres y encontró entre ellos a Honduras, adicional, descubrió que la Capital Industrial se encontraba en ese momento con los índices más altos de violencia.

“Siempre me preguntan por qué escogí esta ciudad y este sector, muchos decían que era peligroso, pero yo quería llegar a este lugar para ayudar a las personas”, dijo.

Desde 2014 ha trabajado en favor de esta comunidad. En 2020, cuando no pudo seguir dando clases debido a la pandemia, tomó la iniciativa de dar alimento a personas afectadas por las inundaciones. Hace un año comenzó a vender café embotellado junto a un grupo de emprendedoras, para sustentar un comedor infantil.

Hasta que hace tres meses decidió abrir una cafetería para generar más ingresos que le permitan continuar con este proyecto y que los niños tengan un lugar seguro donde comer.

Rose está feliz de poder servir a esta comunidad que la ha recibido con los brazos abiertos y la han adoptado como parte de su familia.

“Llegué a este lugar sin conocer a nadie, ahora tengo una comunidad que me aprecia y me ama, tal como yo los amo a ellos”, manifestó conmovida.

Misionera cumple su sueño de abrir cafetería en Chamelecón