En el 204 aniversario patrio

Tal examen debe ser simultáneamente crítico y propositivo a efecto de rectificar errores y persistir y ampliar en los aciertos, buscando ampliarlos y consolidarlos.

Las cinco parcelas de la antigua República Federal de Centroamérica hoy evocan tanto su emancipación del imperio hispano como su nacimiento como nación libre, soberana, independiente organizada como República Federal de Centroamérica, desintegrada por voluntad de sus Estados constitutivos a partir de 1838, para cada una escoger su propio destino, por demás incierto cuando no trágico.

Este 15 de septiembre debe ser un momento de reflexión y autoanálisis respecto a la trayectoria hasta ahora recorrida.

Tal examen debe ser simultáneamente crítico y propositivo a efecto de rectificar errores y persistir y ampliar en los aciertos, buscando ampliarlos y consolidarlos. La América Central es, a la vez, una y diversa, con múltiples rasgos y legados multiétnicos y pluriculturales que la singularizan y enriquecen.

Múltiples y complejos desafíos se acumulan, debiendo hacerles frente con creatividad y recursos humanos y materiales adecuados; entre ellos, el cambio climático, con incidencia en los desastres naturales, la salud y agricultura, consumo energético basado principalmente en importaciones de combustibles contaminantes, la creciente brecha social y económica en cuanto a ingresos y oportunidades, niveles de violencia e inseguridad fomentados por el narcotráfico y la delincuencia común organizados en redes, fuentes de empleo deficitarias respecto al crecimiento poblacional, desaceleración del crecimiento, insuficientes niveles de desarrollo humano que contribuyen al éxodo hacia el exterior en los tres países del Triángulo Norte: Guatemala, El Salvador, Honduras, inestabilidad en sus sistemas políticos con tendencia a soluciones personalistas y autoritarias en desmedro del sistema democrático, debilidades en el Estado de derecho, malnutrición y subalimentación, poniendo en precario la seguridad alimentaria.

En memoria de nuestros padres primigenios, aquellos que colocaron los primeros cimientos de nuestra trayectoria independentista, así como de las generaciones posteriores, la actual está obligada y comprometida a transformar el istmo centroamericano en región de prosperidad, paz y bienestar, lo que requiere talento, imaginación, voluntad política, deponiendo localismos y visiones parroquiales que impiden la recíproca y necesaria cooperación interestatal.

Que cada 15 de septiembre resucite entonces -aunque sea temporalmente- aquel sentimiento de pertenencia a una sola unidad: la América Central. Salud, pueblos centroamericanos, en esta magna efemérides que evoca fecha trascendental en nuestro devenir histórico.

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