Unidad y reconstrucción

Como bien lo entienden los versados, en el libro final de la Biblia tenemos una especie de reversión de uno de los mayores actos de rebeldía de la humanidad.

Como bien lo entienden los versados, en el libro final de la Biblia y al final de la historia de la obra de Dios en la redención del mundo, tenemos una especie de reversión de uno de los mayores actos de rebeldía de la humanidad.

“Cuando la gente se fue hacia el este, encontró un valle en la región de Babilonia, y allí se quedó a vivir -cuenta el autor del primer libro bíblico-. En aquel tiempo todos hablaban el mismo idioma, así que se dijeron los unos a los otros: ‘construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. Nos haremos famosos y no acabaremos dispersándonos por todo el mundo’” (Génesis 11:1-4, TLA).

La consecuencia de esa rebelión fue la división. “Cuando Dios bajó a ver lo que estaban construyendo, dijo: ‘como son un solo pueblo, y hablan un solo idioma, ya han comenzado a hacer esto. Ahora nada les impedirá hacer lo que quieran. Es mejor que bajemos y confundamos su idioma, para que no se puedan entender’. Y desde ese lugar Dios los dispersó por toda la tierra” (Génesis 11:5-9, TLA).

Apocalipsis 7:9-12 nos describe, entonces, una historia diferente. A través de Jesús y la unidad que Él trae a través de su propio sacrificio, Dios ha comenzado a reconstruir la humanidad. “Después de esto vi a mucha gente de todos los países, y de todas las razas, idiomas y pueblos -cuenta el autor del último libro bíblico-. ¡Eran tantos que nadie los podía contar!... En sus manos llevaban ramas de palma, y gritaban con fuerte voz: ‘Nos ha salvado nuestro Dios, que está sentado en el trono, y también el Cordero [Jesús]’” (Apocalipsis 7:9-10, TLA).

En una época en la que se ve más rebelión que alabanza, ¿dónde nos ubicamos nosotros? “Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre -escribió el salmista-. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas y esto lo sé muy bien!” (Salmos 139:13-14, NVI).

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