Fue Jorge Bernard quien nos dijo: “El peor pecado para con nuestros semejantes, no es odiarlos, sino ser indiferentes con ellos”. En lo personal creo que tiene razón, la indiferencia puede ser más letal que el odio, nos vuelve invisibles unos a otros.
Por ejemplo, durante el año pasado, en la Argentina murieron 135 personas en situación de calle, muchas de ellas de hipotermia, de enfermedades no tratadas o simplemente por el abandono social. No hubo violencia, solo silencio. Nadie se detuvo. Nadie preguntó. Nadie escuchó.
En España, un 19 de mayo del 2022, un hombre de 85 años, llamado René Robert, que había creado fama como fotógrafo de artistas del flamenco, salió como todos los días a dar un paseo después de cenar. Se supone que perdió el conocimiento y quedó tirado en la acera. El vecindario era muy concurrido, pero la gente que pasaba lo esquivaba y miraba para otro lado. Cuando un hombre finalmente llamó a una ambulancia, fue demasiado tarde. Se informó que había muerto por el frío, de hipotermia. En realidad, lo mató la indiferencia.
La conclusión es clara, lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia. El odio cuando menos reconoce la existencia del otro, la indiferencia lo borra.
Aún en Londres, se han dado muertes solitarias en la oficina. Aunque no siempre se publican, existen casos documentados de empleados que han muerto en sus escritorios y no fueron descubiertos hasta el día siguiente. Uno de los más conocidos fue el de un hombre falleció frente a su computadora. Pasaron horas antes que alguien notara que no se movía. La rutina, la prisa y la desconexión emocional hicieron que pasara desapercibido.
Antón Chéjov, el dramaturgo y médico, nos dijo: “La indiferencia es la parálisis del alma”.
Constantemente hay niños y ancianos que son llevados a hospitales sin que nadie vuelva por ellos. No es odio. Es algo más frío, es la indiferencia disfrazada de olvido. Por eso el poeta escribió: “La vida es el milagro de existir, la paciencia de esperar y la esperanza de que vendrán”. La indiferencia mata lentamente. A quien la sufre y a quien la practica.
LO NEGATIVO: Terrible conclusión: lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia.
LO POSITIVO: Hay un milagro cuando sustituimos la indiferencia en interés por los demás.