Las cosas no siempre son lo que parecen

La noche siguiente, los ángeles buscaron refugio en la humilde casa de un campesino y su esposa. A pesar de su pobreza, la pareja fue muy hospitalaria: compartieron la poca comida que tenían.

  • 25 de abril de 2025 a las 22:38 -

Dos ángeles viajeros llegaron a la casa de una familia muy adinerada para pasar la noche. Sin embargo, la familia fue grosera y no quiso ofrecerles la habitación de huéspedes de la mansión. En su lugar, los enviaron al frío y oscuro sótano. Mientras preparaban sus camas sobre el duro piso, el ángel más anciano notó un hueco en la pared y lo reparó. Al verlo, el ángel más joven le preguntó por qué lo había hecho. El mayor respondió simplemente: “Las cosas no siempre son lo que parecen”.

La noche siguiente, los ángeles buscaron refugio en la humilde casa de un campesino y su esposa. A pesar de su pobreza, la pareja fue muy hospitalaria: compartieron la poca comida que tenían y ofrecieron a los ángeles su propia cama para que pudieran descansar bien. A la mañana siguiente, los ángeles despertaron con los llantos del campesino y su esposa. Su única vaca, la fuente de leche y sustento para la familia, había muerto durante la noche. El ángel más joven, indignado, le reclamó al mayor: “¿Cómo pudiste permitir que esto pasara? La primera familia lo tenía todo y no quiso compartir nada, ¡y aun así los ayudaste! Esta familia apenas tiene lo justo y lo comparten con amor, ¡y permitiste que perdieran lo único que tenían!”. El ángel más viejo respondió con calma: “Las cosas no siempre son lo que parecen”.

Luego explicó: “Cuando estábamos en el sótano de la mansión, noté que había oro escondido en el hueco de la pared. Como aquel hombre estaba cegado por su avaricia y no habría usado ese tesoro para hacer el bien, decidí sellarlo para que nunca lo encuentre. Anoche, mientras dormíamos en la cama de la familia pobre, el ángel de la muerte vino en busca de la esposa del campesino. Le pedí que tomara la vaca en su lugar”. Y una vez más, repitió: “Las cosas no siempre son lo que parecen”.

A veces, eso es justamente lo que ocurre cuando las cosas no salen como esperábamos. Puede que no lo veamos de inmediato, pero con el tiempo, comprenderemos que incluso los giros inesperados tienen un propósito mayor cuando dejamos que Dios obre en nuestras vidas (Romanos 8.28).

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