En Honduras, el uso de la biometría electoral ha generado debates sobre su eficacia y seguridad. Aunque busca evitar el fraude y fortalecer la transparencia, enfrenta riesgos como fallos técnicos, ataques cibernéticos y manipulación informativa.
La desinformación en redes y medios puede distorsionar la percepción pública y afectar la confianza en el proceso. Por ello, además de la implementación del sistema biométrico, es crucial reforzar la seguridad de la transmisión de datos y adoptar estrategias para combatir la desinformación electoral.
En mi función como director del proyecto No Solo Fake News, y junto al Dr. Marco Tulio Medina, científico hondureño, consultamos a expertos en ciberseguridad internacional, quienes enfatizaron la necesidad de proteger los dispositivos biométricos, asegurando que su uso no sea desestimado sin auditorías previas.
Recomendaron evaluar su resistencia ante ataques de suplantación, denegación de servicio y accesos no autorizados. También señalaron la importancia de verificar la infraestructura de transmisión de datos, sobre todo en zonas con baja conectividad, y garantizar la estabilidad del sistema ante posibles fallas o sabotajes.
Los expertos sugirieron exigir la presencia del biométrico en todas las mesas de votación y denunciar cualquier caso donde no se utilice. Además, destacaron la necesidad de hacer públicos los métodos numéricos usados para declarar ganadores y de asegurar que los simpatizantes del proceso electoral permanezcan en el conteo de votos, documentando con fotos y videos para evitar manipulaciones. Otro aspecto fundamental es la judicialización de delitos electorales, estableciendo consecuencias claras para quienes incurran en fraude, manipulación de actas o coacción del voto.
El rol de los medios de comunicación en la percepción electoral también es determinante. Se advirtió sobre el riesgo de que se proyecten tendencias antes de tiempo, creando incertidumbre y afectando la credibilidad del proceso. Se recomienda exigir que la única fuente de información sobre resultados sea el ente electoral y fortalecer estrategias digitales para monitorear y denunciar campañas de desinformación que busquen desestabilizar el proceso.
La biometría es un avance, pero por sí sola no garantiza la transparencia electoral.
Su éxito dependerá de medidas integrales que incluyan auditorías técnicas, vigilancia ciudadana y control sobre la información que circula antes, durante y después de los comicios. La confianza en el proceso debe construirse con mecanismos de seguridad efectivos y una ciudadanía activa que defienda la legitimidad del voto.
