Brasilia, Brasil.
Como una de las más grandes brutalidades que se puede cometer contra un ser humano calificó Dilma Rousseff su separación de la presidencia de Brasil.
Este jueves se ha dirigido a la población de su país y dijo que ha sido víctima de una farsa jurídica y política.
'Lo que está en juego no es apenas mi mandato, lo que está en juego es el respeto a las urnas, a la voluntad soberana del pueblo brasileño y la Constitución', afirmó en una declaración en el Palacio de Planalto ante decenas de periodistas y funcionarios.
Señaló que el proceso contra ella se debe a que nunca aceptó chantajes de ningún tipo. 'Pude cometer errores pero nunca crímenes', dijo.
'No cometí crimen de responsabolidad. no existe motivo para el proceso, no tengo cuentas en el exterior, nunca recibí propinas'.
'Confieso que nunca imaginé que tenía que luchar de nuevo contra un golpe en mi país', expresó.
Agregó que no dejará de luchar y que no verá atrás. 'La lucha contra el golpe es larga y puede ser derrotada. Y nosotros vamos a vencer'.
Lamentó que con la decisión del senado se ponga en juego la soberanía y la voluntad del pueblo en las urnas y las ganancias de los últimos tres años.
'Sé y sobre todo el pueblo sabe que la historia se construye con luchas y siempre vale la pena luchar por la democracia. Jamás voy a desistir de luchar', dijo.
Rousseff llamó a los brasileños a movilizarse contra lo que consideró un golpe.
'La población sabrá decir no al golpe (....) A los brasileños que se oponen al golpe, sean del partido que sean, les hago un llamado, manténganse movilizados, unidos y en paz', sostuvo Rousseff.
La decisión del Senado de separar a Rousseff se fundamentó en unas maniobras fiscales irregulares en las que el Gobierno incurrió en 2014 y 2015, que le permitieron presuntamente 'maquillar' sus resultados y presentar números mejores que los que habría mostrado la realidad.
|
