Premium
Exclusivo suscriptores
En 2025, cada 21 horas con 36 minutos, al menos una persona se quita la vida en Honduras y deja un vacío emocional irreparable que marca a familias enteras.
Entre el 1 de enero y el 6 de octubre de 2025, el Sistema Estadístico Policial en Línea (Sepol) contabilizó 310 suicidios, un promedio mensual de 34.44 casos, cifras que, aunque es ligeramente menor a la de 2024 (452, con un promedio mensual de 37.6) se mantienen cercanas a los niveles alcanzados tras la pandemia.
Durante la última década, el país acumuló 4,387 muertes por esta causa; solo entre los años posteriores a la pandemia covid-19, registró el 38%: 558 (2021), 558 (2022) y 564 (2023), de acuerdo con cifras de Sepol y el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah).
El aumento de casos ha despertado preocupación entre los profesionales de la salud mental, quienes alertan que la cifra real podría ser aún mayor, debido a diferentes circunstacias, como la falta de ivestigación y la clasificación errónea de muchas muertes autoinflingidas; el estigma y la negación familiar suelen esconder la verdadera causa del deceso.
Aminta Paz, psicóloga del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) en San Pedro Sula, dice que “en muchos de estos casos, el sobrellevar en silencio muchos trastornos mentales conduce a la persona al suicidio, siendo esta una de las principales causas de muerte en el mundo, este acto es el resultado de un sufrimiento emocional profundo, no atendido, ni identificado para brindar ayuda”.
“Gozar de salud mental es tan importante como la salud física, aunque en ocasiones sea ignorada o muchas veces se mantenga como un tema tabú o de estigmatización. Debido a esto, muchas personas viven en silencio con trastornos de ansiedad, depresión y estrés; las cuales pudieran estar ligadas a llevar cargas emocionales, sociales y hasta financieras, entre otros temas, sintiendo la persona que debe de ocultar su sufrimiento por medio al juicio o rechazo”, explica.
Las estadísticas de Sepol muestran que Francisco Morazán es el departamento que encabeza estas cifras trágicas con 76 suicidios en lo que va del año. En segundo lugar, está Cortés (41) y en tercer lugar Comayagua (24). Entre los tres concentran más del 45% de los casos nacionales.
Los psicólogos advierten que la falta de acceso a atención mental en el sistema público incrementa la vulnerabilidad de las personas agobiadas por problemas de salud mental. En varios departamentos solo hay un psiquiatra o psicólogo disponible en hospitales regionales y la mayoría de los centros educativos carece de orientación psicológica permanente.
Pedronel González, doctor en psicología clínica y salud mental, recomienda a las familias hondureñas llevar a un especialista en psicología a cualquiera de sus miembros cuando sospechen que se encuentra enfrentando una crisis emocional, pero antes deben fortalecer el hogar.
"¿Dónde se están suicidando las personas? Se suicidan en la propia casa y se suicidan en horas de la noche, entre las seis de la tarde y doce de la noche. Es fundamental, desde la familia, realizar acciones concretas. Yo siempre enfatizo en seis aspectos para fortalecer la familia: el primero es el aprecio recíproco. Es decir, una familia capaz de reconocer las cosas positivas que tienen sus seres queridos. Mucha gente se está suicidando porque nadie le ha dicho lo valioso que es, nadie le ha dicho que tiene cosas positivas", dice,
Para González, "el otro elemento importante es compartir tiempo en familia. La familia debe tener espacios para compartir. En la actualidad, la familia, aunque esté en la misma casa, cada uno de los miembros está conectado, pero al mismo tiempo desconectado con el otro, porque cada uno está en sus teléfonos, viendo series. Un factor de protección para la familia es que todos los miembros estén juntos en por lo menos una comida al día", dice.
González, exsacerdote católico y autor del libro ¿Religión o Espiritualidad? Legado Espiritual, plantea que las tasas de suicidios pueden reducirse, "con un estilo de vida espiritual. Antes, algunas corrientes psicológicas decían que la religión era un productor de neurosis, pero hoy, las investigaciones recientes enfatizan que la espiritualidad es un factor de protección".
"Algunas personas dicen, por ejemplo: Yo no me suicido porque no me quiero ir al infierno, porque tengo miedo de Dios, no me suicido porque es pecado. Hay que promover esos estilo de vida, que la familia lea La Biblia, que lea libros de espiritualidad"
Agrega que "otro de los medios de protección es la capacidad de gestionar los momentos de crisis. Si una familia no sabe gestionar las crisis, un muchacho dice: 'La solución es matarme'". González dice que él siempre le repite esta frase a sus pacientes: "El suicidio es una solución permanente a un problema temporal. Todas las situaciones que cualquier persona vive son transitorias, en cambio, el suicido es permanente".
Aunque en Honduras creció el número de suicidios en los últimos cinco años, la situación no es tan dramática como la de otros países de América Latina, como Guyana, que tiene una tasa de suicidios 40.3 por cada 100,000 habitantes, indican cifras de la OPS.
Según el informe Suicidio en las Américas: 2021, publicado en septiembre por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), América Latina y el Caribe es la única región del mundo donde las tasas de suicidio han aumentado desde el año 2000, en contraste con la tendencia global a la baja.
Entre 2000 y 2021, la tasa estandarizada por edad en la Región de las Américas aumentó, con un incremento notable en subregiones como el Caribe no latino y América Latina meridional (por ejemplo, Uruguay y Argentina).