Tegucigalpa, Honduras.
Según el cronograma del Registro Nacional de las Personas (RNP), la nueva tarjeta de identidad sí estará lista para las elecciones generales de 2017.
Este comprende la identificación de ocho millones de hondureños de los cuales 5.8 millones son mayores de 18 años y 2.2 millones comprenden las edades entre los cinco y los 17 años de edad.
La polémica que se ha generado entre algunos políticos, especialmente en el Partido Liberal, relativa a que la nueva identidad no debe utilizarse para las elecciones generales, no atrasará el proyecto. Este tendrá un costo de 60 millones de dólares (1,320 millones de lempiras), según cifras del ministro de Finanzas, Wilfredo Cerrato.
Liberales
Si la identidad es usada para las elecciones de 2017, “los partidos le estarían entregando en bandeja de plata al partido de Gobierno la documentación”, dijo el subjefe de la bancada liberal en el Congreso Nacional, Yuri Sabas. “El Partido Liberal quiere identidad nueva, pero entréguenla el primer año del próximo Gobierno. No mezclen la identidad con las elecciones”, afirmó.
Sobre el particular, Fernando Anduray, secretario general del RNP, y afiliado al partido de Gobierno, refirió que Sabas maneja un “criterio muy mezquino, pobre, electorero”.
“Si seguimos el criterio de Yuri, tendríamos que esperar a que el Partido Nacional se debilite para emitir una tarjeta de identidad porque la está amarrando a las posibilidades de poder derrotar al Partido Nacional”.
Agregó que “seguramente, Sabas desconoce el proyecto”, que comprende la distribución oportuna de la nueva identidad a través de 40,000 registros, que irá acompañada de una campaña masiva.
Las autoridades del RNP justifican el proyecto de identificación a diversas variables. En primer lugar, la actual tarjeta data desde hace veinte años elaborada con una tecnología obsoleta, que ya no se usa en el mundo.
Por otro lado, permitirá depurar el censo nacional electoral, que comprende a miles de hondureños que ya fallecieron y están como vivos; hay un millón de hondureños que viven fuera del país que se irán documentando en función de sus intereses.
Además, se le actualizará el domicilio a aproximadamente un millón de hondureños que en los últimos veinte años se han movilizado a otros sitios del país que les ha impedido en muchos casos ejercer el sufragio.
Según el cronograma del Registro Nacional de las Personas (RNP), la nueva tarjeta de identidad sí estará lista para las elecciones generales de 2017.
Este comprende la identificación de ocho millones de hondureños de los cuales 5.8 millones son mayores de 18 años y 2.2 millones comprenden las edades entre los cinco y los 17 años de edad.
La polémica que se ha generado entre algunos políticos, especialmente en el Partido Liberal, relativa a que la nueva identidad no debe utilizarse para las elecciones generales, no atrasará el proyecto. Este tendrá un costo de 60 millones de dólares (1,320 millones de lempiras), según cifras del ministro de Finanzas, Wilfredo Cerrato.
Liberales
Si la identidad es usada para las elecciones de 2017, “los partidos le estarían entregando en bandeja de plata al partido de Gobierno la documentación”, dijo el subjefe de la bancada liberal en el Congreso Nacional, Yuri Sabas. “El Partido Liberal quiere identidad nueva, pero entréguenla el primer año del próximo Gobierno. No mezclen la identidad con las elecciones”, afirmó.
Sobre el particular, Fernando Anduray, secretario general del RNP, y afiliado al partido de Gobierno, refirió que Sabas maneja un “criterio muy mezquino, pobre, electorero”.
“Si seguimos el criterio de Yuri, tendríamos que esperar a que el Partido Nacional se debilite para emitir una tarjeta de identidad porque la está amarrando a las posibilidades de poder derrotar al Partido Nacional”.
Agregó que “seguramente, Sabas desconoce el proyecto”, que comprende la distribución oportuna de la nueva identidad a través de 40,000 registros, que irá acompañada de una campaña masiva.
Las autoridades del RNP justifican el proyecto de identificación a diversas variables. En primer lugar, la actual tarjeta data desde hace veinte años elaborada con una tecnología obsoleta, que ya no se usa en el mundo.
Por otro lado, permitirá depurar el censo nacional electoral, que comprende a miles de hondureños que ya fallecieron y están como vivos; hay un millón de hondureños que viven fuera del país que se irán documentando en función de sus intereses.
Además, se le actualizará el domicilio a aproximadamente un millón de hondureños que en los últimos veinte años se han movilizado a otros sitios del país que les ha impedido en muchos casos ejercer el sufragio.