Honduras
Acceso con registro
Las medidas coercitivas aplicadas por el gobierno de Estados Unidos contra extranjeros sin documentos han provocado una reducción drástica del flujo migratorio global a través de Honduras, ofreciendo un respiro a este país que comenzaba a experimentar fuertes presiones sociales.
A tres meses para finalizar 2025, solo 22,273 personas de más de 160 nacionalidades han cruzado el territorio hondureño, en su mayoría provenientes de Venezuela, Cuba y Haití. La cifra equivale apenas al 4% de los masivos desplazamientos registrados en los dos años previos, indican cifras del Instituto Nacional de Migración (INM).
Durante 2023, un total de 545,043 migrantes originarios de Asia, África y América Latina entraron irregularmente con la intención de llegar a Estados Unidos antes de las elecciones en las que Donald Trump obtuvo la victoria y cerró la frontera sur. En 2024 el registro descendió a 374,959.
El elevado volumen de migrantes, principalmente por los municipios de Danlí y Trojes en El Paraíso, colapsó la capacidad de los Centros de Atención al Migrante Irregular (CAMI), situados en la frontera con Nicaragua, y esta condición los obligó a dormir en las calles causando problemas de convivencia en esos municipios.
Aunque estos centros ofrecían datos biométricos, alimentación y asistencia médica, la infraestructura y los recursos disponibles resultaron insuficientes para atender a tantos migrantes, lo que generó precariedad y retrasos en la atención.
El flujo migratorio, que prácticamente se triplicó entre 2022 y 2023, ejerció una fuerte presión sobre los sistemas de salud de Honduras, especialmente en las zonas fronterizas.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Internacional para la Migración (OIM) advirtieron que los servicios locales enfrentaron grandes desafíos para atender a migrantes y comunidades de acogida. Esto obligó a las autoridades a reforzar la vigilancia sanitaria, la prevención de infecciones y la atención médica.
Pero hoy, la situación ha retornado a la normalidad, principalmente en los municipios fronterizos. Con la llegada de Trump a la Casa Blanca el 20 de enero de 2025 y el inicio de una ofensiva antimigrante, el flujo migratorio descendió más de 95%, pues, según emigrantes entrevistados por La Prensa, “ingresar a Estados Unidos ahora resulta mucho más difícil”.
Gabriel Mejía, junto a su esposa, sus dos hijos de 4 y 7 años y su cuñado, salió de Venezuela con la esperanza de llegar antes de Navidad. Sin embargo, la familia terminó deportada desde Tapachula, México, hace dos meses.
Actualmente, permanecen en San Pedro Sula sin dinero para regresar a Venezuela y retomar la vida que dejaron atrás. “Llegamos hasta Tapachula y ahora tenemos dos meses de estar en Honduras. Nos toca vender paletas en las calles porque tenemos que pagar L500 diarios de hotel, más la comida. Ya estamos cansados de estar haciendo esto, pero aquí no nos dan trabajo”, dice Mejía.
El migrante explicó a La Prensa que él, su familia y miles de compatriotas han desistido de continuar el viaje hacia Estados Unidos “porque ahora está dura la entrada”, sin embargo, “algunos pocos se atreven a continuar a pesar de que los deportarán”.
Al igual que Mejía, otros venezolanos, identificados con la bandera amarillo, azul y rojo, se dedican a vender dulces en los semáforos o solicitan ayuda económica a los hondureños para cubrir los gastos diarios mientras preparan su retorno voluntario.
Ismael Castro, también acompañado de su esposa y sus dos niños, permanece en San Pedro Sula intentando reunir el dinero necesario para pagar el transporte de regreso, después de haber llegado hasta Villahermosa, Tabasco, en México, hace dos meses.
Antes de 2021, los venezolanos tenían una presencia irrelevante en el flujo migratorio que cruza Honduras; no superaban los veinte en un año, pero desde 2022 comenzaron a ser protagonistas del tránsito irregular por este país.
Registros del Instituto Nacional de Migración muestran que los venezolanos pasaron de 377, en 2021 a 55,083 en 2022. En 2023 el número ascendió a 228,889 y en 2024 a 187,509. En total, esta nacionalidad acumuló 473,371 en ese período: representó el 38% de los 1,258,972 extranjeros que atravesaron Honduras.
La campaña política antimigratoria de Trump alteró no solo el flujo de venezolanos, sino también de cubanos, haitianos y migrantes de otros continentes, entre ellos, originarios de China, India, Senegal, Mauritania, Pakistán, Afganistán y Siria. Ahora, en el ejercicio del poder, el gobernante estadounidense ha revertido el flujo.