Presión
Quizá el aspecto más relevante para el funcionamiento correcto y seguro de un neumático es la presión de inflado.
La presión se debe de revisar periódicamente y cada vez que se sale de viaje; pero aún sin salir de viaje, los neumáticos pueden perder presión a una tasa de 1 lb cada mes, y si bien esto se considera normal, requiere de que el conductor se encargue de reemplazar la presión perdida.
El mal inflado de las llantas puede traer como consecuencia un desgaste prematuro del neumático, pues el piso pierde su forma óptima. Con esta pérdida de estructura se disminuyen también las cualidades de adherencia, disminuyendo su capacidad en curvas y en frenado.
En el caso de neumáticos sub-inflados, uno de los peligros es que pueden fallar catastróficamente; es decir, estallar con el vehículo en movimiento. Cuando los neumáticos tienen menos de la presión adecuada están sujetos a más deformaciones, deformaciones que producen fricción, calor y fatiga, que rápidamente puede resultar en una explosión para liberar la presión interna.
Aunque el sobre-inflar los neumáticos es también peligroso, son mucho más comunes las explosiones de neumáticos por sub-inflados y en vehículos sobrecargados.
La cifra adecuada de presión varía de vehículo a vehículo y de condiciones de manejo. Normalmente la cifra apropiada está en el marco de la puerta del conductor o en el interior de la tapa de gasolina, indicando también presiones diferentes si el vehículo va cargado o en algunos autos si circulará a altas velocidades.
Nitrógeno
Actualmente algunas estaciones de servicio ofrecen el inflado de neumáticos con nitrógeno. Si bien tiene unos pocos beneficios, realmente no es indispensable para el inflado del neumático.
El nitrógeno tiene la ventaja de que no se escapa por la estructura del neumático tan fácil como el oxígeno, pero existen otras muchos puntos de fuga para el aire, como el contacto con el rin y el pivote. Y de cualquier forma, el aire tiene ya más de un 70 por ciento de nitrógeno en su composición.
Rotación y Alineación
Para un desgaste más equitativo es conveniente rotar los neumáticos cada 10 mil kilómetros, o antes si presentan un desgaste irregular. El cambiarlas de posición en el vehículo ayudará a mantener un desgaste homogéneo en todos los neumáticos, prolongando su vida útil.
La alineación además de traer una mejor conducción, permite también un desgaste homogéneo de la llanta.
Balanceo
La distribución de peso cuando una llanta está montada en un rin no siempre es la óptima. Cuando esto es grave, la llanta puede comenzar a botar sobre le pavimento.
Evidentemente esto trae esfuerzos adicionales en el neumático para los que no fue diseñado y que muchas veces se pueden sentir a ciertas velocidades.
Para evitarlos, siempre que se monta una llanta nueva a un rin es necesario que se realice un balanceo; o bien, cuando se sienten vibraciones fuera de lo normal, es necesario acudir a una revisión y balanceo.
Desgaste
Los neumáticos tienen un vida útil finita. La vida útil del neumático termina ya sea por desgaste, que en condiciones normales es cercano al que marca el fabricante o bien por tiempo.
Los neumáticos de más de 5 años deben de ser cuidadosamente revisados si se quieren seguir utilizando y cambiadas como máximo a los 10 años de que fueron fabricados (todos tienen la fecha de fabricación en la cara).
General
Inspeccionar los neumáticos debe de convertirse en una actividad periódica; al menos visualmente.
Muchas veces los neumáticos se lastiman con baches, banquetas u objetos sobre el pavimento. Con una simple inspección visual se pueden apreciar bolas o cortadas en los neumáticos que ponen en riesgo la seguridad de los pasajeros.
En estas situaciones es mejor que un experto revise los neumáticos, aún que tengan poco tiempo de uso.
