Enamorarse sin cometer los errores de siempre

Aunque es imposible abandonar ciertos patrones, estos pueden llegar a flexibilizarse y equilibrarse

  • 11 ene 2025

REDACCIÓN. Enseñar a no cometer siempre los mismos fallos en las relaciones de pareja, y no pretender ni dar con el príncipe azul ni imponerse la ardua tarea de querer ver al amante ideal en alguien desagradable o abiertamente dañino; ese es el principal objetivo del libro “Los errores de las mujeres en el amor” del psicoterapeuta italiano Giorgio Nardone.

Si Albert Einstein pensaba que en tiempos de crisis no podemos pretender que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo, Nardone centra sus esfuerzos en trasladar esta idea al terreno del amor, donde asegura que los problemas surgen como consecuencia de repetir patrones personales que llevan a convicciones peligrosas.

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Para conseguirlo, el psicoterapeuta reúne en su obra diecisiete guiones típicos que distingue a través de denominaciones como “la seductora”, “la enfermera de guardia” o “la bella durmiente”.“En general -asegura el escritor-, cada mujer se reconoce en más de un patrón, pero hay uno fundamental que determina sus acciones y sus elecciones sentimentales”.

Estos modelos, explica, le sirven para “reflexionar sobre cómo, incluso las más inteligentes, bellas y triunfadoras en el terreno profesional, son, en sus respectivas vidas sentimentales, desastrosamente capaces de autoengaños sublimes”.

Conocemos, de este modo, guiones como “la que busca al príncipe azul”, una mujer que trata de encontrar al hombre perfecto: atractivo, bueno e inteligente. Su tragedia, según Giorgio Nardone, reside en que, “si ya en el pasado había pocos ‘príncipes azules’, hoy en día este tipo de hombres es, si cabe, una rareza aún mayor”, motivo por el que la buscadora acaba frustrada en no pocas ocasiones.

En el polo opuesto encontramos a “la besadora de sapos”, que tiende a enamorarse de hombres de aspecto físico desagradable, maleducados e incluso peligrosos, con el deseo de convertirlos en personas de provecho, lo que, como en el caso anterior, suele conducirlas al desengaño más absoluto, al descubrir que todos sus esfuerzos han sido en vano.

Junto con la descripción de los guiones, el psicoterapeuta incluye una serie de historias ficticias donde distintas mujeres representan estos papeles, con resultados trágicos en la mayoría de las ocasiones.“

Mi elección de sugerir a las lectoras ejemplos tan dramáticos con resultados infaustos no es de carácter literario, sino terapéutico -sostiene Giorgio Nardone-. El objetivo es provocar en la lectora que se vea reflejada en un patrón un rechazo profundo hacia éste”.

Aunque esta obra sólo aborda los patrones femeninos, el autor reconoce que los hombres actuales también podrían ser clasificados en torno a cinco modelos: “el snob intelectual”, “el calzonazos radical”, “el macho”, “el pigmalión” y “el aventurero”.

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¿Es imposible abandonar un patrón?

En opinión del autor, una mujer nunca llega a deshacerse del todo de un guion, puesto que no sólo se trata de un estilo de vida sentimental, sino que es algo que ella ha ido construyendo durante toda su experiencia, convirtiéndolo en algo fundamental en su identidad personal.“

Sin embargo, el patrón puede flexibilizarse y asociarse a otros que lo equilibren, de forma que se tome lo bueno y se evite lo malo. De esta manera, la posibilidad de crear una relación amorosa feliz es mucho más elevada”, asegura Nardone.

¿Qué guion se interpreta?

Hada, seductora o amazona, lo cierto es que cada vez más mujeres, y también más hombres, disponen de perfiles en redes sociales. Aprovechando esta coyuntura, Nardone ha creado su propia aplicación en Facebook: un cuestionario que permite conocer qué papel interpretamos en el amor.“

¿Cuál es la cualidad más importante que aprecias en un hombre?” o “¿Cómo fue tu primera relación seria?” son sólo dos de las preguntas que deberemos responder para obtener los resultados.

Conclusiones que se presentan a través de una breve descripción del patrón que seguimos, acompañada de un vídeo en el que el escritor aporta sus propias soluciones para abandonar unos guiones que, como demuestra a lo largo su obra, resultan muy nocivos para las relaciones de pareja.