El Día Mundial contra el Cáncer de Mama se conmemora este domingo 19 de octubre, una fecha establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual tiene como fin crear conciencia y promover la detección temprana, el diagnóstico y el tratamiento efectivo de esta enfermedad.
El cáncer de mama es el cáncer más frecuente entre las mujeres en el mundo occidental. Su incidencia aumenta cada año y se adelanta su edad de aparición, pero existen factores de riesgo que se pueden modificar y que están muy ligados al estilo de vida, como es la alimentación.
Hay que aclarar muchos puntos a este respecto, ya que algunos datos que se dan como ciertos no cuentan con evidencia científica suficiente.
Estas son algunas de las ideas clave en relación a la obesidad y la alimentación: Así lo detalla el Manual de Patología Mamaria para Atención Primaria, elaborado por la Asociación Española de Cirujanos (AEC), la SEMG y Semergen.
De acuerdo con las autoras, factores como el sobrepeso y la obesidad, el alcohol, la inactividad física y la dieta inadecuada aumentarán o disminuirán el riesgo de cáncer en función del momento hormonal de la mujer.
Peso y alimentación
Las especialistas Ana Patricia Arlandis, Isabel Sierra Fernández e Isabel Sánchez Claros advierten que el índice de masa corporal (IMC) elevado es un factor de riesgo independiente, especialmente en mujeres posmenopáusicas. Por cada aumento de 5 kg/m² en el IMC, el riesgo de cáncer de mama crece un 12%.
En la posmenopausia, el exceso de grasa incrementa los estrógenos libres, lo que eleva hasta 1.5 veces el riesgo. Ganar más de 25 kg desde los 18 años aumenta la posibilidad de desarrollar cáncer, mientras que perder 10 kg o más tras la menopausia la reduce significativamente.
Una dieta industrializada y rica en ultraprocesados favorece el sobrepeso, mientras que la dieta mediterránea —con aceite de oliva virgen extra, frutas, verduras, legumbres y pescado— podría reducir hasta un 15% la incidencia de cáncer de mama.
También se advierte que el consumo de carne roja más de cinco veces por semana en la juventud se asocia con un mayor riesgo, en comparación con el consumo de aves, legumbres o frutos secos.
Otros factores
Sobre la soja, las autoras explican que “tiene componentes con una débil actividad estrogénica, lo que lleva a una controversia sobre sus efectos, dada la relación de los estrógenos con el cáncer de mama”. Aun así, se ha comprobado que puede tener “un efecto anticancerígeno y antioxidante, que induce la apoptosis y disminuye la angiogénesis”. También señalan que las mujeres con niveles bajos de vitamina D presentan un riesgo mayor de desarrollar cáncer.
Recomendaciones. El manual recomienda mantener un peso saludable, evitar el sedentarismo, limitar el alcohol y el tabaco, y realizar ejercicio físico moderado al menos 150 minutos semanales. Asimismo, aconseja promover la lactancia materna y una alimentación rica en frutas, verduras sin almidón y proteínas de pescado o legumbres.
Importancia de la atención primaria
El cáncer de mama es el más frecuente entre las mujeres en el mundo occidental, y su diagnóstico precoz ha mejorado gracias a las campañas de concienciación. Por su parte, la doctora Fátima Santolaya destacó que la atención primaria debe realizar “actividades preventivas, diagnósticas, terapéuticas y de seguimiento, destinadas al manejo integral de personas con signos clínicos o hallazgos sospechosos de malignidad”.