San Pedro Sula, Honduras.
Mauricio Aquino Flores (50) lleva cinco años de haber sido declarado muerto, tiempo en el cual no ha podido encontrar un trabajo, debido a este inconveniente.
El hombre se dio cuenta que estaba “muerto” cuando quiso ejercer el sufragio en las pasadas elecciones, ahí le indicaron que no podía votar porque en el padrón electoral aparecía que estaba muerto; desde ese entonces comenzó a buscarle solución al problema y acudió al Registro Nacional de las Personas a que le dieran una explicación y la respuesta fue que estaba muerto.
Contó que uno de sus hijos que respondía al nombre de Mauricio Aquino Pérez fue ultimado el 7 de septiembre de 2010 en la masacre ocurrida en una zapatería en la colonia San Francisco y creyó que el malentendido se debía a eso, pero no fue así, el “muerto” es él. Dijo que no puede encontrar trabajo y tiene que viajar a La Ceiba, de donde es originario, para resolver el problema.
“Lo que consigo es para darles a los cipotes, no tengo dinero para ir hasta La Ceiba. Cuando me dan trabajo y voy al Seguro aparezco que estoy muerto, no puedo hacer ningún trámite”, lamentó don Mauricio.
Mauricio Aquino Flores (50) lleva cinco años de haber sido declarado muerto, tiempo en el cual no ha podido encontrar un trabajo, debido a este inconveniente.
El hombre se dio cuenta que estaba “muerto” cuando quiso ejercer el sufragio en las pasadas elecciones, ahí le indicaron que no podía votar porque en el padrón electoral aparecía que estaba muerto; desde ese entonces comenzó a buscarle solución al problema y acudió al Registro Nacional de las Personas a que le dieran una explicación y la respuesta fue que estaba muerto.
Contó que uno de sus hijos que respondía al nombre de Mauricio Aquino Pérez fue ultimado el 7 de septiembre de 2010 en la masacre ocurrida en una zapatería en la colonia San Francisco y creyó que el malentendido se debía a eso, pero no fue así, el “muerto” es él. Dijo que no puede encontrar trabajo y tiene que viajar a La Ceiba, de donde es originario, para resolver el problema.
“Lo que consigo es para darles a los cipotes, no tengo dinero para ir hasta La Ceiba. Cuando me dan trabajo y voy al Seguro aparezco que estoy muerto, no puedo hacer ningún trámite”, lamentó don Mauricio.
