04/12/2024
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Hace diez años falleció García Márquez, pero nos dejó Macondo y todo su universo

  • 16 abril 2024 /

Este miércoles se cumplen diez años del fallecimiento de uno de los escritores más grandes que ha dado la literatura, Gabriel García Márquez, creador de un género llamado ‘realismo mágico’ que impregnó la obra de muchos escritores que le siguieron.

Bogotá, Colombia

Gabriel García Márquez dejó como legado ese Macondo poético que sigue hechizando a los lectores.Porque en estos diez años no ha decaído el interés por el escritor colombiano, del que hace poco más de un mes se publicó una novela inédita, 'En agosto nos vemos' (Random House), en la que trabajó hasta que sus fuerzas se lo permitieron.

Tras 'Memorias de mis putas tristes' en 2004, García Márquez (Aracataca, Colombia, 1927-Ciudad de México, 2014) estuvo casi diez años trabajando en un libro que quería que se destruyera pero que sus hijos, Gonzalo y Rodrigo, decidieron publicar porque consideraron que si su padre lo hubiera Querido destruir, lo habría hecho.

Es el cierre de la brillante carrera de uno de los autores más relevantes del siglo XX, ganador delPremio Nobel de Literatura en 1982 y de cuya imaginación nacieron obras imprescindibles como'Cien años de soledad','Crónica de una muerte anunciada','El coronel no tiene quien le escriba' o 'Los funerales de la Mamá Grande'.

Obras que se han seguido vendiendo a buen ritmo desde su fallecimiento, especialmente en las ediciones de bolsillo y en las ilustradas, como explican a EFE desde la editorial Random House, que tiene los derechos de los libros de Gabo en español para todo el mundo con la excepción de México y Centroamérica. La poesía que rezuman sus obras sigue atrapando a los lectores.

Porque García Márquez imprimió un estilo muy particular a todos sus trabajos, ya fue como novelista, periodista o guionista de cine, algunas de las facetas de este colombiano que nació el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, y que pasó más de cincuenta años en México.

Aquel municipio del Caribe colombiano en el que nació le sirvió como inspiración para ese Macondo en el que se desarrollaron sus historias, que en gran parte procedían de su propia familia.

Hijo de Gabriel Eligio García, telegrafista y boticario, y de Luisa Santiaga Márquez Iguarñan, Gabo se inspiró en su historia de amor, a la que se oponía el padre de ella, para escribir 'El amor en los tiempos del cólera'.

Los nueve hijos extramatrimoniales de su abuelo, la costumbre de su hermana Aida Rosa de comer tierra, la abuela que adivinaba el porvenir o los numerosos parientes de nombres iguales, fueron elementos que aparecieron de una u otra forma en sus novelas.

Escribió desde muy joven y su amor por la escritura le llevó a abandonar sus estudios de Derecho. Y con solo 21 años comenzó a colaborar en El Universal de Cartagena, mientras publicaba sus primeros cuentos.

Siguió con su trabajo de periodista en diversos medios cuando publicó sus dos primeras novelas, ‘La hojarasca’ (1955) y ‘El coronel no tiene quien le escriba’ (1961), esta cuando ya se había instalado en México, que se convirtió en su segunda patria.

Fue entonces cuando se centró en la literatura y dedicó dos años a escribir ‘Cien años de soledad’ (1967), que le consagró inmediatamente como uno de los grandes autores del momento.Y como precursor del ‘boom latinoamericano’, junto a autores como Carlos Fuentes, Julio Cortázar o Mario Vargas Llosa, uno de sus grandes amigos en su época barcelonesa -de 1967 a 1973- y cuya relación terminó bruscamente en 1976 a causa de un puñetazo que le propinó el peruano y que, con teorías más o menos verosímiles, sigue siendo una incógnita.

Agitador cultural por convencimiento, García Márquez tenía alma de reportero, como demostró en sus muchos artículos o en esa joya llamada ‘Noticia de un secuestro’. Y su importancia quedó confirmada cuando en 1982 le concedieron el Premio Nobel de Literatura.

En su fallo, la Academia sueca señalaba que el Nobel recaía en García Márquez “por sus novelas y relatos cortos en los que lo fantástico y lo real se combinan en un universo ricamente compuesto de imaginación que refleja la vida y los conflictos del continente americano”.

Porque García Márquez volcó en sus libros muchas de sus inquietudes sociales y políticas, y su ideología de izquierda le provocó problemas y le llevó al exilio.

Premiado y galardonado en múltiples ocasiones, aseguró en 1994 no querer recibir el Premio Cervantes de Literatura. Ya había ganado el Nobel y quería dejar espacio a otros autores.

Lo que nunca rechazó fue la escritura. Porque, como dijo en sus memorias publicadas en 2002: “la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.

“En agosto nos vemos”, una novela póstuma de Gabriel García Márquez
El director general de la Fundación Gabo, Jaime Abello, sostiene varios libros de Gabriel García Márquez, entre ellos la reciente publicación 'En agosto nos vemos'.

Jaime Abello: “El legado de García Márquez está en la vida cotidiana de los colombianos”

Gabriel García Márquez escribió lo que veía en Colombia para que lo leyera el mundo y, diez años después de su muerte, su herencia en la literatura y en el periodismo está más viva que nunca, asegura el director general de la Fundación Gabo, Jaime Abello Banfi.

“El legado de Gabo se hace presente de muchas maneras en la vida cotidiana de los colombianos. Es parte de nuestra cultura popular, está en los billetes que utilizamos (de 50.000 pesos), nos céntimos identificados con el nombre Macondo y todos, en un momento dado, tarde o temprano, vamos a usar el adjetivo macondiano”, señala.

García Márquez nació en Aracataca, un pueblo del departamento caribeño del Magdalena, el 6 de marzo de 1927 y murió a los 87 años, el 17 de abril de 2014 en Ciudad de México, donde vivió buena parte de su vida después de recorrer medio mundo (Bogotá), París, Caracas, La Habana, Nueva York y Barcelona) dedicado a la literatura y el periodismo, que definió como “el oficio más bonito del mundo”.

Según Abello, la fascinación que ejerce el autor de 'Cien años de soledad ' es tal que en el país “hablamos de los personajes y los libros de Gabo aunque no los hayamos leído y nos damos cuenta que es el colombiano más importante o de los más importantes que ha habido en nuestra historia”.

”Nos sorprendemos de que aparecerá, después de diez años, un libro póstumo ('En agosto nos vemos'), que se anuncia claramente que no fue aprobado por él, pero que la familia ha decidido sacarlo adelante con un editor y que suscita tanto interés a nivel mundial. que antes de terminar el año habrá ediciones en todas las lenguas importantes, más de 30 lenguas en los cinco continentes”, subraya.

Por eso, añade: “García Márquez está siendo leído, no solo en nuestro país y en Iberoamérica donde le tenemos mucho cariño, sino en el mundo entero”.

“García Márquez era un hombre apasionado por los derechos humanos, la justicia social, el periodismo, el cine, la creatividad, y por supuesto, por las historias y la creación literaria”, afirma Abello sobre la versatilidad del autor.

Huella en el periodismo Además de su obra literaria, Gabo dejó una huella profunda en el periodismo, oficio que ejerció con pasión y que junto con el cine fue otra de sus formas de creación.

”García Márquez también nos demuestra que pudo hacer periodismo con independencia y esa independencia no solo tenía que ver con la dignidad con la que ejerció el oficio, su preocupación por la ética periodística (...) sino que también se tradujo en sus propias iniciativas periodísticas, creó medios, fue columnista. independiente”, recuerda.

Ese legado palpita en la Fundación Gabo, creada por él mismo, “para formar, para movilizar, para apoyar a los periodistas” y que cada año celebra un festival en el que entrega el Premio Gabo, galardón “que nos demuestra la vivacidad del periodismo”. de lengua española y portuguesa”.

Sus reflexiones sobre el periodismo siempre fueron muy oportunas, como cuando tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos dijo “algo muy potente: que al periodismo se le estaba escapando el mundo”.

” Eso quiere decir que realmente estaba siendo desbordado por una nueva época”, dice Abello y señala que Gabo agregó: “'ahora nos va tocar reinventar el mundo'. Y yo entendí claramente que con esto quería decir que el periodismo tiene que reconfigurar su aproximación a la manera como narra el mundo”.

Y con base en esa recomendación, concluye: “Necesitamos definitivamente encontrar nuevas maneras de enganchar a las audiencias con el mundo y darnos cuenta de que no tenemos el monopolio de la conversación (...) no sabemos en qué mundo vivimos y el periodismo puede ayudar a entenderlo, a entendernos ya entender mejor el contexto que estamos atravesando”.