Los buses viejos, decolorado con motores viejos, vidrios rajados, asientos parchados y humo que contamina el aire, contrastan con el modernismo de la ciudad cuando pasan frente a grandes edificios.
Más allá, en una de las avenidas, Karen Mendoza, se cubre con su mochila para resguardarse de la lluvia, mientras espera un bus de la ruta siete, ante la falta de paraderos de buses apropiados.
Al recorrer la ciudad se observan buses y microbuses atiborrados de gente formando parte del paisaje cotidiano, una postal del atraso que arrastra una ciudad moderna en apariencia, pero que sigue moviéndose con un sistema de transporte que huele a combustible y abandono.
“Ja, uno viene con el alma en un hilo, con la urgencia de llegar al trabajo uno se sube y va parado y apretado, esos buses no tienen aire y hay veces que hasta los frenos les fallan”, dice Carminda López, una sampedrana que trabaja como vendedora en una tienda en el centro de San Pedro Sula.
Hay días que puedo pagarme un taxi, pero el resto del tiempo me toca en bus y es una carrera que bueno... relata la sampedrana.
Ella forma parte de las 600 mil personas que según el cálculo de los transportistas viajan en esas unidades todos los días en la capital industrial.
Las cifras reveladas por los transportistas detallan que más de 1,530 unidades circulan por la ciudad y un 60% está obsoleto o en condiciones deplorables.
Espera y congestionamiento sin fin
Son datos preocupantes, pero es una realidad que los transportistas aceptan, ya que durante décadas los sampedranos han enfrentado largos tiempos de espera, congestión vehicular y un transporte público fragmentado, lo que contribuye al tráfico, la contaminación y el estrés urbano.
Los conductores, por su parte, también viven su propio calvario. “Nosotros somos los que ponemos la cara”, dice el motorista de una ruta local.
“Nos asaltan, nos cobran extorsión y encima tenemos que entregar la cuota al dueño. Si no la hacemos, no comemos” dice hasta molesto por la suerte que le tocó.
Esa falta de orden en el transporte también alimenta el caos en bulevares, calles y avenidas, pues la ciudad tiene un parque vehicular arriba de 350 mil carros y aumenta, pero las calles son las mismas de hace tres décadas, dice el ingeniero Osmin Bautista.
Bautista considera que en las calles la competencia entre buses viejos, rapiditos, taxis y hoy los Uber se convierte en una guerra y en hora pico los bulevares del este, norte y sur parecen estacionamientos gigantes generando tráfico.
El municipio ha intentado proyectos de ordenamiento, pero nada ha funcionado y por el momento pareciera que el repetido proyecto del Metro sula es la única opción para cambiar el sistema de transporte a uno digno, cómodo y seguro, analiza el regidor municipal, José Antonio Rivera.
Rivera, fue en años anteriores el superintendente de transporte municipal y confiesa que es un gran reto resolver el tema, siendo el Metrosula la opción más viable en estos momentos.
Metrosula, la solución detenida por las elecciones
El proyecto figura en los planes de gobierno de los candidatos que aspiran a ser alcalde de la capital industrial y que son conscientes del problema.
Todos le apuestan a respaldar el Metrosula, un proyecto que suena desde hace años y que según su artífice, el empresario del transporte Nelson Fernández Toro, está avanzado y casi listo, sobre todo el financiamiento.
Revela que tienen ya un especialista brasileño trabajando en el proyecto, el problema, es que la banca les detuvo el financiamiento por la incertidumbre del ambiente electoral y los resultados del 30 de noviembre.
“Nos dijeron que teníamos que esperar que pasen las elecciones para poder retomar el tema financiero”, revela el transportista Fernández Toro, quien es actualmente el presidente del Consejo de Administración de Inversiones, Transportes y Servicios Especiales (Intrase).
El empresario define el Metrosula como un sistema moderno de transporte público que redefine la forma de movilizarse en San Pedro Sula.
Está claro que es un tema que se viene abordando desde hace años y se necesitan unos 129.5 millones de dólares, unos 3,300 millones de lempiras para ejecutarlo, aunque asegura que la banca está lista, la incertidumbre electoral los detiene.
Esto es voluntad, hablamos de 500 unidades nuevas y el proyecto será posible gracias a la alianza estratégica entre el sector público y privado, dice el transportista.
El candidato a alcalde por el Partido Nacional, Junior Burbara, explica que es un proyecto que debe apoyarse porque el transporte público es parte del caos en lo referente a la movilidad urbana.
Para muchos sampedranos, la llegada del Metrosula representa esperanza. “Si funciona bien, nos va a cambiar la vida; podremos llegar al trabajo más rápido y sin tanto gasto”, comenta Brenda Méndez, comerciante del barrio Medina.