Israel Cruz es un teleño de convicciones que hace unos 36 años se trasladó a la Capital Industrial para seguir su sueño de convertirse en periodista, logrando abrirse paso en importantes medios de comunicación, y que, desde hace 12 años dirige la carrera de Comunicación y Publicidad en la Universidad de San Pedro Sula.
Con motivo del Día del Periodista Hondureño, Cruz alentó a la nueva generación de periodistas a defender la verdad, ejercer un periodismo responsable y de profundidad que contribuya a construir una mejor Honduras, aunque para ello se deba asumir riesgos.
Para comenzar, qué le parece si nos cuenta un poco de usted, ¿Dónde nació y qué lo motivó a convertirse en periodista?
Cuando pensamos en el periodismo pensamos en cómo tener fama, en ser protagonistas de las historias, de meterse en las historias, de contárselas a las personas, considerando que hay dos tipos de personas, la que sabe contar historias y la que no sabe, pero que puede aprender a contarlas.
A mí siempre me gustó contar historias, entonces había que aprender a escribirlas y esa fue una de las razones por las que me decanté por esta profesión, que a pesar de que enfrenta serias dificultades actualmente, sigue siendo valiosa.
Nací en Tela, ahí cursé mi educación básica y secundaria. Llegué a San Pedro Sula cuando tenía 19 años para estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah). La moda en ese tiempo era buscar una ingeniería porque era el boom de la industria textil, pero pesó más el área de comunicarse, hablar e identificarse con las personas que ejercían periodismo en ese entonces. Tenía dudas de que esto era lo que yo quería, pero una vez que entré en contacto con mis compañeros y maestros, se disiparon las dudas.
¿Quiénes fueron sus docentes y cómo era la enseñanza en ese entonces?
Nelson Fernández, Wilmer Pérez, Martín Montero, Patricia Murillo y Roberto Caballero, entre otros. Su retórica, elocuencia, principios y valores, su filosofía de vida la fueron transmitiendo con la preocupación de que teníamos que salir e ir a superarlos.
La enseñanza era difícil porque muchas veces tuvimos que viajar a Tegucigalpa para ver cómo se hacían las prácticas o íbamos a los canales de televisión como Telediario, Vica o las radios locales. Era una generación que no estaba apadrinada por padres, íbamos porque queríamos sentir qué se experimentaba estar en una mesa de redacción, frente a una cámara, una consola de radio. Había libro, folleto, pero el entrenamiento estaba afuera de las aulas.
Usted mencionó los padres, ¿Qué opinaron los suyos cuándo les dijo que quería ser periodista?
Los padres piensan siempre en que uno debe buscar algo que le genere ingresos, es una preocupación del ser humano, sus necesidades básicas que estén satisfechas, de alimentación, vivienda, estabilidad, pero al final deciden dejarnos ir a ver qué sale.
No fue una camisa de fuerza, en una ciudad como San Pedro Sula la mejor condición la tiene el que tiene el mejor desempeño técnico, no como nosotros que vendemos ideas, aunque siempre habrá un público que comprará esas ideas para el diario vivir, esas que moldean la opinión y la orientan para la toma de mejores decisiones.
¿Cómo fueron esos primeros años de ejercicio periodístico?
Duros porque no había suficiente tecnología, vehículos, radios de comunicación o suficientes teléfonos y había que buscar la información a como pudiéramos. Buscar las fuentes caminando, contrastando la información apilando documentos, porque no había internet donde guardarlos, había que tener periódicos a mano, diccionarios, convenios, tratados internacionales y familiarizarnos con los anuarios.
Sin embargo, no había una saturación de información como hoy. Hoy dicen que es más fácil hacer periodismo, pero creo que no podemos hablar de fácil porque estamos tan saturados que en medio de esa saturación de información tenemos que aprender a ver qué es lo real y verdadero. Antes uno podía esgrimir que era lo correcto y que no.
¿En qué áreas se ha desempeñado y en qué medios?
En todas las áreas: económicas, judiciales, policiales, sociales y deportes, trabajé para Diario Tiempo, ahí hice mi práctica y trabajé unos meses. Después en el extinto Diario El Periódico y Diario El Heraldo, algunas revistas y el Comité para la Libertad de Expresión. Ahora escribo correos, cartas, ensayos y posibles libros.
¿Cómo surgió la oportunidad de dirigir la carrera de Ciencias de la Comunicación?
Después de salir del periodismo quise entrar al mundo de la cooperación, el abordaje social, político, diagnóstico sobre pobreza, migración, presentar propuestas ante cooperantes e influimos en leyes y proyectos dentro de la política nacional.
También hice trabajos de consultoría con pueblos indígenas, en condiciones de inserción a la vida política y económica, porque no pueden verse como unos pueblos que ahí están, que culturalmente nos identifican, pero que no son protagonistas del desarrollo.
Luego incursioné como maestro de Economía de Honduras, Relaciones humanas y Teoría de la comunicación en Usap. Tengo una maestría en Ciencias Políticas, así que me encomendaron el departamento de Ciencias Sociales y luego ocupaban un director para la carrera de Comunicaciones. Fue en 2013.
¿Cómo vivió la trasformación del periodismo a la era digital?
Casualmente hablaba de eso hace unos días con unos compañeros. Mi generación llegó justo en ese momento en que las máquinas de escribir empezaron a ser enviadas a bodega y las computadoras entraban como reinas a la sala de redacción.
Era un golpe muy fuerte porque veía a los reporteros de ese tiempo, que venían de usar máquina de escribir, que traían la información en la grabadora, la transcribían a la libreta y luego la pasaban a la computadora.
Tardó mucho tiempo lograr que ese reportero pudiera oír la grabación e ir tecleando en la computadora. Yo les preguntaba por qué lo hacían y decían que si ellos escuchaban la grabación y la transcribían, después era fácil armar la nota cuando la pasaban a la computadora, pero el tiempo no se estacionó ahí, después llegaron las cámaras digitales, luego las transmisiones en vivo, que eran un espectáculo, se llevaba un carro con motores, aire acondicionado, para nosotros era un boom, pero ahora podemos hacer transmisiones en vivo desde un celular.
¿Considera que esta tecnología hace más fácil ejercer la profesión?
Es cierto que la tecnología le da un mayor brillo a las cosas y podemos decantarnos con esto, pero la pregunta debe ser qué profundidad tiene el periodismo que las viejas generaciones hacían con el nuevo. El objetivo del periodismo es profundizar en los temas, meterse en la historia, contarla y generar conciencia, cambios en la opinión pública para orientarla hacia una mejor dirección.
Por estar entre la vieja y la reciente generación, podría decir que era más profundo, ahora hace reír, te vende escándalo, un montón de contenido de espectáculo, pero no profundiza. Aunque también hay temas en los que muchas veces no se puede profundizar porque se corren riesgos, hay un poder que muchas veces no se ve, pero ahí está, de orden político y crimen organizado.
De acuerdo con la Fundación Gabo, las condiciones laborales para los periodistas en Latinoamérica se han deteriorado en los últimos años, ¿Cómo influye esto en la calidad del periodismo que se ejerce?
Un ejemplo de estas condiciones es que se le ha dado poca visibilidad a lo que sucede en la franja de Gaza, ahí han periodo la vida unos 270 periodistas y fotógrafos. Eso no ha sido lo suficientemente mostrado al mundo.
El ejercicio del periodismo en algunas partes del mundo es letal, el periodismo siempre estuvo amenazado por el poder y mientras no le entremos a esos temas difíciles, ellos estarán contentos con que hagamos diversión.
En Honduras hay muchas historias que desempolvar, sin embargo, quién nos va a proteger, quién nos garantiza nuestra seguridad y de nuestra familia. Primero tiene que ser el medio, el director del medio tiene que estar comprometido, convencido del tema antes de sacarlo y garantizar la protección. El periodista debe saber que es un riesgo, pero para informar hay que asumir riesgos. También debe saber que no está obligado a quedar bien con nadie.
¿Cómo están preparando a la nueva generación de comunicadores?
En la Universidad de San Pedro Sula (Usap) tenemos una escuela de Ciencias de Comunicación, diferimos de la escuela de Periodismo de la Unah. Aquí el plan comenzó como Periodismo, luego fue reformulado a carrera de Ciencias de la Comunicación y ahora se le agregó Publicidad. En 2007 se reestructuró el plan académico y se agregaron nuevas clases que vinieron a reforzarlo, como Comunicaciones en internet y Semiótica, porque veíamos la necesidad de crear un comunicador 360, que pudiera trabajar como community manager, relacionador público, reportero gráfico, prensa escrita, gestor de imagen empresarial, creador de audiovisuales, cine, televisión, radio y marketing. Fue como adelantarnos a la ola tecnológica que es lo que está pasando actualmente.
Antes la competencia era por la inmediatez y la exclusiva, ahora ¿Qué deben hacer los periodistas para impactar las audiencias?
Las fotografías son muy importantes, pero saber contar muy bien las historias, meterse a la historia de las personas, su dolor y sus sueños es indispensable para que sea una historia que, aunque pase mucho tiempo, cale en la gente, para impactar a las audiencias no solo se requiere llegar primero, sino saber contar una buena historia, una que deje huella.
Con motivo del Día del Periodista, ¿Qué mensaje le enviaría a esos jóvenes periodistas y comunicadores?
Que tenemos un país hermoso y con identidad cultural amplia. Que hay que reflexionar en que el planeta está en una situación agónica y que mi papel como comunicador pasa por estar impulsando o respaldando propuestas que abonen a esta cuestión, promoviendo el turismo sano, políticas de respeto a los derechos, la igualdad de oportunidades, el respeto a diversidad sexual y no olvidarse que esta profesión puede ser la mejor del mundo o el más vil de los oficios. Que piensen en cómo quieren ser recordados, si estamos en la parcela de los que queremos construir una nación para todos y todas.