24/04/2024
12:27 AM

Casas de empeños, un negocio en vías de extinción en San Pedro Sula

Dueños de establecimientos señalan que “el negocio ya no es tan rentable como antes”. Antes la gente llevaba oro y plata, ahora aparatos electrónicos.

San Pedro Sula. Las casas de empeño, consideradas décadas atrás como altamente rentables y una solución para las personas sin acceso al crédito formal, se han convertido en los últimos años en un negocio en decadencia en la Capital Industrial.

De acuerdo con Arturo Cardona, quien trabaja desde hace 11 años en el rubro, solo hay cerca de 15 casas de empeño en la ciudad, “una reducción significativa en comparación con las que había hace unos 20 años”.

Cardona considera que esto se debe a que las personas han dejado de frecuentarlas, ya que “durante la pandemia de covid-19 muchas tuvieron que vender sus pertenencias para cubrir gastos médicos o subsistir”.

De interés

La mayor cantidad de casas de empeño se concentra en el centro de la ciudad, algunas datan de hace más de 40 años. La mayoría de ellas aceptan artículos como electrodomésticos, herramientas de soldadura, construcción, artefactos tecnológicos y hasta cilindros de gas de uso doméstico, son pocas las que trabajan exclusivamente con joyería.

Además, señala que producto de la crisis sanitaria y la inflación mundial, la capacidad adquisitiva de los hondureños ha disminuido, en especial para quienes carecen de un ingreso fijo.

“La inflación ha provocado que la gente ya no tenga la misma capacidad de antes para comprar, por ende no tienen artículos que puedan empeñar”, dijo.

Cambios

Por su parte, René Torres, quien posee una casa de empeño en el barrio Cabañas, destacó que “hace unos 30 años este negocio era bastante rentable”, ya que se trabajaba más con joyas, pero debido a la inseguridad, las personas han dejado de usar metales como el oro y se vieron en la necesidad de aceptar electrodomésticos.

“Ahora lo que más empeñan son artículos tecnológicos, que pierden valor con el tiempo, por lo que no es tan rentable, ya que se corre el riesgo de que el deudor no regrese por sus artículos y toque rematarlos”, explicó.

No obstante, manifestó que aunque “el negocio ha estado malo”, considera que seguirá subsistiendo, dado que muchos hondureños aún no tienen acceso a crédito y utilizan este recurso como una solución inmediata a sus problemas financieros.

Acerca de las fechas en las que hay mayor movimiento, refirió que estas son variables, pero que a diferencia de años anteriores, “las personas parecen tener mejor educación financiera, ya que en diciembre es cuando más llegan a reclamar sus artículos”.

No obstante, los días cercanos a Semana Santa y el Feriado Morazánico continúan siendo las más concurridas.