“El café hondureño puede ser rentable y sostenible con financiamiento climático”

Montserrat Xilotl, líder del equipo de Medio Ambiente del PNUD, destacó que la sostenibilidad del café hondureño pasa por invertir en innovación, la asociatividad y el acceso a fondos climáticos

San Pedro Sula, Honduras.

En el marco de la 140 Asamblea del Consejo Internacional del Café, Montserrat Xilotl, líder del equipo de Medio Ambiente y Energía del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en América Latina y el Caribe, comparte cómo el financiamiento climático puede convertirse en un motor de rentabilidad y sostenibilidad para el sector cafetalero.

Usted participó en el foro vinculando las necesidades de los productores con las oportunidades de financiamiento internacional. ¿Cuáles fueron los aportes del PNUD en ese espacio de diálogo?

Muchas veces se preguntan por qué el PNUD está trabajando con los temas de café y la verdad es que para nosotros es un punto de lanza para poder trabajar el tema de desarrollo rural de manera más amplia. También es una oportunidad muy interesante para brindar apoyos de financiamientos climáticos.

Mi participación habló un poco de cómo se puede incorporar esta visión de financiamiento climático para generar oportunidades y crecimiento a través del café y también tomando en cuenta la gran vulnerabilidad que tiene el sector cafetalero ante los impactos climáticos que, además afectan el tema de competitividad, precios y muchas veces esto se ve incrementado por falta de acceso a mecanismos de financiamiento que no permite que se genere inversión en métodos de resiliencia o que puedan tener acceso a información climática.

¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta el sector cafetalero hondureño frente al cambio climático?

Honduras es un país altamente vulnerable, sufre de una cantidad de amenazas que con el cambio climático se están volviendo más agudas. Las temperaturas no se están comportando como tradicionalmente, para un agricultor eso es muy importante porque le dice cuándo sembrar y cuándo no, esto también afecta la calidad de la cosecha y el tema del agua es particularmente relevante.

Se está hablando de una reducción de precipitaciones o que la lluvia que antes caía en cierto periodo de tiempo, ahora cae en una semana. Todo esto tiene implicaciones en la manera que el producto crece y muchas veces se relaciona con diferentes tipos de plagas. Entonces la falta de conocimiento de cómo tomar estos cambios y cómo generar capacidades adaptativas, cómo producir ante estos retos, hace que los medios de vida se vean muchas veces afectados.

Desde el PNUD, ¿qué estrategias de adaptación climática consideran prioritarias implementar para garantizar la sostenibilidad del cultivo?

La primera y una de las que más se está hablando ahorita rumbo al COP 30 de Cambio Climático, tiene que ver con el acceso a la información climática. El poder entender qué es lo que está pasando en el clima, poderlo interpretar para un agricultor y que sepa qué hacer con esta información. Muchas veces se habla del cambio climático como algo increíblemente técnico, pero sus implicaciones son reales y tangibles en los medios de vida.

En Honduras, por ejemplo, hay un millón de productores que dependen del sector cafetalero para sus medios de vida, entonces, el no saber cuándo se tiene que plantar o cómo tiene que cambiar su manera de producción porque no tienen acceso a esta información es de las barreras principales. Entonces, la primera medida tiene que ver con generar sistemas de alerta temprana y de información climática que pueden ser útiles para ellos.

La segunda tiene que ver con el manejo del agua, sobre todo en zonas donde se está viendo una reducción de la lluvia, cómo pueden generar pequeñas irrigaciones, sistemas de contenido de agua y maneras de producción que pueden requerir menos agua. Existe una cantidad de expertise técnico en la región que puede brindar ayudas desde el campo, pero muchas veces, como decía, la falta de acceso a financiamiento o de ingresos no permite que se hagan estas transformaciones.

Montserrat Xilotl durante su entrevista con Diario LA PRENSA.

¿Cómo puede el financiamiento internacional contribuir a implementar estas medidas de adaptación y que esos recursos lleguen a los pequeños productores?

Creo que estás tocando un tema increíblemente relevante y habla un poco de la necesidad de generar mecanismos locales para poder tener acceso a financiamiento de adaptación. Muchas veces estos grandes fondos son muy difíciles que lleguen o que existan las estructuras comunitarias o incluso nacional que permitan bajar, y ahí es donde la asociatividad y las capacidades de los productores, de la banca de desarrollo y sobre todo la banca de desarrollo agrícola, son tan importantes para crear estos mecanismos que permiten que las cosas filtren.

¿Qué iniciativas ha promovido el PNUD para poder acercar esos fondos a los pequeños productores hondureños?

El PNUD ha trabajado en Honduras desde hace bastante tiempo. He tenido el gusto de bajar dos líneas de apoyo financiero a través del fondo de adaptación y además tiene una cartera muy amplia a través de diferentes fondos verticales y la iniciativa importante que tenemos que se llama Climate Promise para poder fortalecer los NDCs.

El PNUD ha trabajado para empezar a ver cómo se pueden romper estas barreras, por ejemplo a través de Climate Promise se generaron unas bases para ver cómo se puede trabajar a través de mercados de carbono ligado a la parte forestal, para generar un programa nacional de huella de carbono a través de este que incorpore también al sector privado y tomar en cuenta esta visión de la riqueza que tienen el capital natural en el país.

A través del fondo de adaptación, por ejemplo, de los proyectos que tuvimos se generaron esquemas de pago por servicios ambientales a través del manejo de agua, manejo de cuencas, apoyo para que ciertas comunidades en zonas que sufren de mucha sequía puedan tener acceso a finanzas y asistencia técnica para poder adaptar su producción a través de sistemas de vivero y manejo de agua.

Entonces, hemos trabajado muchísimo con el gobierno para ello y también con la Universidad Nacional Autónoma de Honduras que ha generado toda una línea de estudios a través de la ecología del agua, siendo realmente una punta de lanza para la región.

¿Qué papel desempeñan las mujeres en los procesos de adaptación climática?

Este es un tema que me emociona mucho. Las mujeres son increíblemente relevantes, sobre todo en la manera que estamos viendo cómo los procesos de migración están generando una dinámica de feminización del campo, donde las mujeres están tomando las parcelas de sus esposos que han migrado y se están involucrando más en la producción, en actividades que antes no estaban.

Trabajamos con muchísimas mujeres que han liderado la parte de agricultura regenerativa a través de sistemas de viveros, generando un mercado importante para la agricultura, incluso orgánica, la creación de fertilizantes que después se vuelven un medio de vida verde, donde no solo las comunidades se ahorran el dinero en tener que comprar los fertilizantes, sino también pueden venderlas como alternativas mucho más positivas y que además protegen los mantos acuíferos y la salud misma de las poblaciones.

Entonces, es interesante cuando te das cuenta de las mujeres lo ven como un sistema que genera múltiples beneficios de ingresos, de sostenibilidad, pero también de la salud para sus comunidades y la de sus hijos a través de la forma en la que producen. Las mujeres están impulsando nuevas formas de producción sostenible.

Desde su experiencia, ¿cómo ve el futuro del café hondureño?

Creo que estamos en una coyuntura muy importante. En el hecho que el cambio climático puede ser de los riesgos más importantes que a nivel global. El sector cafetalero es de los principales vulnerables, pero el futuro también puede ser positivo mientras se siguen generando estos espacios de innovación y de intercambio. A través del PNUD estamos buscando muchos espacios, trayendo experiencias de Etiopía, Cuba, Ecuador y Costa Rica, es un punto interesante para ver qué está funcionado, qué no y cómo podemos empezar a generar estas redes. Claro, mucho también depende de la política pública que favorezca el acceso a tecnología, la información y marcos habilitadores.

Creo que en ese sentido, los NDCs son un punto de lanza interesante para que el gobierno vea cómo se pueden generar estos marcos que pueden brindar acceso a finanzas climáticas a través del sector agrícola, viendo el capital natural como un punto estratégico de desarrollo para poder cumplir metas internacionales, pero también para poder generar riqueza y resiliencia ante estos retos.


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Jacqueline Molina
Jacqueline Molina
denia.molina@laprensa.hn

Licenciada en Periodismo egresada de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah). Periodista multimedia con experiencia en noticias económicas, salud, historias humanas, cambio climático y biodiversidad. Parte del equipo de LA PRENSA desde 2022.

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