La Unidad de Investigación de Diario LA PRENSA Premium, en su visita a la aldea 17 de Enero, más conocida como Las Metálicas, en el municipio de La Lima, comprobó y está divulgando a sus lectores y a la nación la situación de extrema pobreza, insalubridad y desempleo, en la que viven durante décadas y han logrado, en medio de todo tipo de limitantes, no claudicar en su lucha tenaz y cotidiana por la vida.
Este poblado es un microcosmos de muchas otras comunidades a lo largo y ancho de nuestro país, inmersas en la inequidad social en educación, salud, vivienda, ingresos, acceso a la tierra y al crédito y oportunidades laborales, al margen del desarrollo humano sostenible y del crecimiento económico. La marginalidad constituye un denominador común para millones de compatriotas, de hecho las dos terceras partes del total poblacional viven sin acceso a bienes y servicios básicos, incidiendo y perpetuando la persistencia de problemáticas tales como desempleo, miseria, exclusión, exacerbados por la precariedad en seguridad alimentaria y nutricional, ausencia de inversión pública en infraestructura, contaminación ambiental extrema, su existencia está marcada por la inestabilidad e incertidumbre respecto al hoy y al mañana.
Los contrastes y asimetrías entre pobreza extrema y elevada concentración de ingresos en minorías, con acceso directo e inmediato a la riqueza y al poder, son abismales, ahondando aceleradamente las dramáticas desigualdades entre un polo mayoritario y otro minoritario, poniendo en mayor peligro la violencia e inestabilidad social, requisito fundamental para la preservación y consolidación de un sistema político democrático participativo.
Algo muy positivo en nuestra visita a la aldea 17 de Enero fue constatar la existencia de un patronato y de una junta de agua, con directivas encabezadas, respectivamente, por Carlos Díaz y Josué Bonilla, respectivamente. Este último recordó a la titular del Poder Ejecutivo: “... no se olvide de esta comunidad en La Lima, nos prometió energía eléctrica y estamos esperando”.
Los esfuerzos organizativos constituyen un primer e importante paso para la superación individual y colectiva de cualquier comunidad por pequeña cuantitativamente que sea. La canalización de los esfuerzos individuales hace objetivos comunes, compartidos, permite orientar energías hacia la posibilidad de obtener resultados positivos. Caso contrario, triunfa la desunión, el fatalismo, la resignación, la impotencia, perpetuando así condiciones inaceptables para la dignidad y el bienestar humano, que siempre y en toda ocasión debe aspirar a mayores niveles de vida, remontando el mero vegetar.