¿Se dan por enterados?

Esta cruel realidad le es indiferente a la mayoría de políticos, tan solo empeñados en obtener cuotas de riqueza y privilegio derivadas del acceso al poder, sea este a nivel local, regional o nacional.

Esta más que relevante interrogante está dirigida a candidatas a cargos de elección popular, respecto a las cifras de nuestra compleja y dramática realidad social, económica, financiera -cada vez más severa, que detallan realidades que no pueden ni deben ser ignoradas ni desapercibidas por los políticos, tanto por los que están en el poder como por quienes actualmente se encuentran en la llanura; pero aspirando a recuperarlo.

Muy a pesar de las cifras que se manejan desde el sector oficial, son muchas las investigaciones y análisis de profesionales del campo que concuerdan en que el creciente deterioro social ha significado que entre el 2010 al 2022, la pobreza aumentó del 64% al 76%: el 2021 fue el de mayor pobreza colectiva, con el 73.6% de pobreza general.

La informalidad laboral abarcó el 80% de la población. El estrato que percibe mayores ingresos posee el 52.65% de la riqueza; es decir, un poco más de la mitad del ingreso total, en tanto 2/3 partes del total poblacional vive en la pobreza o por debajo de ella; o sea, en situación de miseria.

De 2021 a 2024 se dio una gradual recuperación socioeconómica, pero sin ser significativa porcentualmente. Respecto al indicador de muertes violentas, Honduras llegó a ser el segundo o tercer país con más elevadas tasas a nivel mundial y, pese a la declaratoria de excepción, los homicidios y feminicidios continúan a diario.

Las gestiones encaminadas a obtener un alivio de la deuda externa lograron que Honduras fuera declarado país altamente endeudado, alcanzando el punto de culminación en 2005; no obstante, tal concesión fue desaprovechada, despilfarrando en gasto corriente y corrupción el no pago del servicio de deuda entre 2006-2012, y la espiral continuó imparable, retornando a sobreendeudarse, hasta un 65% de los ingresos tributarios en servicio de deuda, al punto que actualmente ha llegado a un límite impagable por la cuantía, debiendo recurrir a los llamados bonos soberanos en los mercados financieros internacionales, debiendo honrarlos con tasas de interés más elevadas.

En la clasificación de vulnerabilidad al cambio climático pasamos de ocupar del 64% al 76%, lo que se tradujo en una mayor frecuencia en distintos desastres naturales, cobrando mayor número de víctimas.

Estas son apenas una parte de las cifras que nos abaten y hunden en el marasmo y a la deriva, posicionándonos como el segundo país más pobre en el continente americano. Esta cruel realidad le es indiferente a la mayoría de políticos, tan solo empeñados en obtener cuotas de riqueza y privilegio derivadas del acceso al poder, sea este a nivel local, regional o nacional.

Han terminado de defraudar a sus compatriotas, persistiendo en ofrecer promesas a diestra y siniestra, carentes de realismo y veracidad. ¿Acaso nos explican cómo harán para al menos reducir tales escalofriantes estadísticas?, ¿de qué recursos dispondrán para ello? Carecen de un mínimo sentido de la realidad, de espaldas a ella, ciegos, sordos, pero altisonantes en sus peroratas demagógicas.

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