Nuevamente, la viceministra de Seguridad, doctora Julissa Villanueva, desde su alto cargo, y demostrando su independencia de criterios en temáticas de su competencia, con observaciones puntuales y a la vez críticas y propositivas, cuestiona la estadística policial relativa a “cero homicidios”, por carecer de validación en tiempo real, a la vez que las cifras de muertes violentas contienen un subregistro, cuando los números verdaderos son mayores que los reconocidos.
Advierte que la seguridad de las personas no debe ser objeto de manipulaciones con propósitos políticos, tal como lo realiza su superior jerárquico, general Gustavo Sánchez, en un intento por justificar la prolongación indefinida del estado de excepción, que no ha justificado su vigencia ni los resultados hasta ahora alcanzados.
Adicionalmente, Villanueva declara que urge nuevamente la depuración oficial, ya que continúan, tanto oficiales como agentes, involucrados en diversos actos delictivos, que van desde los secuestros hasta las extorsiones, y que, lejos de ser investigados, sancionados y dados de baja, son ascendidos, continuando en servicio activo, lo que constituye una amenaza tanto potencial como real en la protección de los compatriotas, tanto en su seguridad personal como en la de sus pertenencias.
¿Es acaso que la Inspectoría y los servicios de inteligencia interna están desactivados, ya no operativos? La depuración no puede ni debe ser ocasional, por el contrario, debe ser un proceso permanente, con el fin de impedir que elementos del crimen organizado infiltren sus filas, con ello debilitando y desprestigiando progresivamente a la institución y su misión de “servir y proteger” a su pueblo, justificando su razón de ser y existir.
Paralelamente a las depuraciones periódicas, aquellos elementos que sí cumplen con su deber merecen ser reconocidos y promovidos, por constituir un ejemplo y un modelo para el resto de sus colegas. Y los familiares de quienes han perecido en el combate a la delincuencia deben ser adecuadamente compensados por la pérdida de su ser querido, que cumplió a plenitud su deber hasta las últimas consecuencias. Las valientes declaraciones de Villanueva no deben ser objeto de represalias de ningún tipo. Son formuladas públicamente por alguien que conoce a fondo las interioridades de la fuerza policial, tras años de servicio y con el fin de que las anomalías expuestas sean eliminadas definitivamente y retome a plenitud sus metas y objetivos, así como su razón de existir.