La formulada por el titular del Senado mexicano, Gerardo Fernández Noroña, en el sentido de que su país abra sus puertas a niñas y niños palestinos hoy en estado de orfandad debido a la cruel y despiadada política genocida del Gobierno israelí, que diariamente bombardea y utiliza el hambre, que ya alcanza nivel de catástrofe, como arma para implementar la sistemática limpieza étnica de todo un pueblo, estrategia que ha cobrado la vida de alrededor de 65,000 personas de diversas edades, incluyendo el asesinato de periodistas, y miles de sobrevivientes que han perdido brazos o piernas, además del trauma psicológico provocado por el horror cotidiano al que están sometidos día y noche.
La más reciente acción del primer ministro Netanyahu consiste en la ocupación militar de toda la Franja de Gaza y la deportación masiva de sus habitantes a Sudán, en África, obviamente en contra de su voluntad, mediante el empleo de la fuerza.
Tales acciones constituyen, inequívocamente, crímenes de guerra, penados por la Corte Penal Internacional, lo que incluye a los autores intelectuales y materiales de tales hechos.
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, de origen judío, apoya tal iniciativa, declarando que “México siempre va a estar abierto”, lo que ha ocurrido anteriormente al admitir a miles de españoles republicanos tras el fin de la Guerra Civil en 1939, antesala de la Segunda Guerra Mundial.
Tradicionalmente, la nación mexicana ha concedido asilo a perseguidos políticos de distintos países, incluyendo Honduras, demostrando con hechos su permanente solidaridad, otorgando refugio a personas acosadas por gobiernos dictatoriales.
Cuando el disidente ruso León Trotsky debió abandonar su país ante la sentencia de muerte ordenada por Stalin, México fue la única nación que le otorgó asilo, cuando el resto le cerraba herméticamente el acceso.
Nuestros compatriotas de origen árabe palestino podrían secundar la humanitaria iniciativa mexicana adoptando a infantes que han perdido su familia y se encuentran en situación de calamidad total, desprotegidos e indefensos.
No basta con la condena a la barbarie israelita, se requiere solidaridad militante, expresada de diversas maneras, para hacerle saber al pueblo palestino que no está solo, que le expresamos con acciones concretas nuestros apoyos y respaldos, compenetrados que luchan por su independencia y autodeterminación, derecho inalienable e imprescriptible.