Amnesia selectiva

Estos y muchos otros forman parte integral del amplio repertorio de abusos cometidos por nuestros gobernantes y la fuerza política que los patrocina y conducido al poder.

Cada persona almacena en su memoria hechos y acontecimientos que prefiere no evocar por razones diversas, ya que le recuerdan sucesos perjudiciales para su conciencia y reputación, por tanto prefiere que queden olvidados e ignorados por sus semejantes.

Algo similar ocurre con los partidos políticos y sus cúpulas cuando sus actuaciones y desempeños han impactado negativamente en la sociedad, sea por acción o colaboración. Justifican los olvidos argumentando que no convienen, que son hechos ya prescritos que no revisten carácter retroactivo.

Falsa conclusión, olvidando que cierto tipo de delitos jamás prescriben: la forma de gobierno, atentados a la soberanía nacional, la independencia e integridad territorial, el periodo presidencial de un cuatrienio, el intentar reelegirse presidente de la nación.

Adicionalmente, la memoria colectiva no olvida los actos masivos de corrupción e impunidad perpetrados cuando han accedido al poder, sea por parte de los partidos históricos o del emergente que hoy gobierna, promesas electorales incumplidas, represiones colectivas o selectivas, otorgamiento de amnistías ilegales, intimidaciones y acosos a la oposición, violaciones a los derechos humanos, saqueo de fondos públicos, tráfico de influencias, atentados a la libre emisión del pensamiento.

Estos y muchos otros forman parte integral del amplio repertorio de abusos cometidos por nuestros gobernantes y la fuerza política que los patrocina y conducido al poder, bien por la vía del sufragio libremente expresado por la ciudadanía, bien vía imposición, fraude, fuerza.

En aras de la transparencia y credibilidad, de lo correcto y honorable, se impone un examen de conciencia -individual y colectivo-, admitiendo públicamente acciones irregulares contrapuestas con la ley y la ética.

Ello requiere coraje y propósito de enmienda, a efecto de redimirse ante el pueblo y retornar a las avenidas del honor y la moral y no a los callejones del deshonor e inmoralidad.

Y ese acto de contrición debe hacerse aquí y ahora, antes de las elecciones de noviembre. De no hacerlo, quedará evidenciado que no existe propósito de enmienda, tampoco rectificaciones puntuales de hoja de ruta.

Luces y sombras se combinan tanto en la conducta individual como en la colectiva, con hechos positivos y negativos, siendo lo deseable que los primeros superen con creces a los segundos, tanto en el ámbito privado como público.

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