El presidente Donald Trump impulsó una reforma fiscal que reduce impuestos dentro de Estados Unidos e impone un nuevo cargo del 1% sobre las remesas enviadas en efectivo. Aunque dirigida a fortalecer la economía estadounidense, esta medida genera efectos colaterales en países como Honduras, donde ese dinero representa una fuente clave de ingreso.
En el caso de Honduras, el impacto no es grave, pero tampoco se puede ignorar. Las remesas representan el 25.58% del Producto Interno Bruto (PIB) según el Banco Mundial, y durante 2024 el país recibió más de 12,600 millones de dólares, según reportes del Banco Central. Un impuesto del 1% sobre envíos en efectivo, aunque limitado, podría traducirse en una pérdida de hasta 126 millones de dólares anuales para las familias hondureñas. Este dinero sostiene el consumo en alimentación, vivienda, educación y salud de millones de personas.
Además, muchos sectores productivos clave, como el café, la palma africana, el banano, el camarón y la maquila, dependen de insumos importados, y un dólar fortalecido encarece esos productos, reduciendo márgenes de ganancia y competitividad. Aunque las exportaciones de pollo a EE.UU. rondan apenas los 10 millones de dólares, otros rubros más estratégicos podrían resentir.
En vez de alarmarse, lo más sensato es que Honduras se prepare. Eso implica cuidar las remesas, buscar formas de no depender tanto de ellas, revisar los costos en sectores que más importan insumos, fortalecer la recaudación sin cargar a los más pobres, y mantener una relación estable con Estados Unidos para anticipar decisiones que puedan afectarnos. No se trata de competir con lo que hace un país grande, sino de entender cómo eso puede tocarnos y estar listos para actuar con orden y claridad.
No debe utilizarse esta reforma del presidente Trump como excusa para hacer aquí reformas tributarias sin sustento técnico, ni para adoptar narrativas populistas que generen división o falsas soluciones, porque, aunque lo que pasa en Estados Unidos nos afecta, lo que verdaderamente define nuestro rumbo es cómo elegimos actuar desde aquí, con visión propia y sentido de país.