El mundo está “patas arriba” sin lugar a duda. No es que sea una novedad, siempre lo ha estado, ninguna generación pronunció o escribió nunca que estuviera contenta y feliz con el rumbo que tomaba su propio mundo. Pues esta tampoco, ni mucho menos.
Comenzando por las noticias de las redadas contra personas indocumentadas que está ocurriendo en América del Norte, impactantes videos tomados por las familias o vecinos de los capturados que le están dando la vuelta al mundo, muchas manifestaciones en contra de esto, despliegue policial en las ciudades más habitadas por latinoamericanos. Preocupación, consternación, impotencia, caos.
Pasando por la increíble situación entre Israel y Gaza, organismos internacionales tratando de intervenir, otros totalmente renuentes a hacerlo, organizaciones humanitarias ayudando en lo que pueden y el resto del mundo impotente, en plan de espectador.
Cabe mencionar, aunque no se trate de hechos violentos a simple vista, la orden que se le dio a la Universidad de Harvard de retirar y no aceptar más estudiantes internacionales, así como los rumores de una nueva ley que se supone entrará en vigor en cualquier momento con la cual se cancelará la emisión de visas estudiantiles en Norte América.
Luego tantos y tantos atentados en ciudades de naciones que se supone están fuera de la guerra. Los ocurridos muy recientemente en la Ciudad de México, para repetirse poco después otro muy similar en Washington y ahora en Bogotá cuando Miguel Uribe Turbay, candidato a la Presidencia de la república, quien fuera herido mientras pronunciaba un discurso al aire libre. Uno no puede dejar de recordar lo sucedido hace ya muchos años, al también aspirante a presidente (mexicano) Luis Donaldo Colosio en una situación bastante similar. Siguiendo con esto, resulta bastante curioso que tanto Miguel Uribe Turbay como el alcalde de esta misma ciudad sean ambos hijos de personas que perdieron la vida de manera violenta intentando hacer cambios a la situación de ese país sudamericano.
¿Y qué tal la ocurrencia del presidente ruso de erguir un monumento en pleno Moscú para hacer homenaje a Joseph Stalin?
Por mencionar solo algunas de las locuras que envuelve nuestro mundo actual. Un mundo por el cual todos los adultos, pero principalmente los padres y maestros podemos aportar nuestro granito de arena enseñando (con el ejemplo desde luego) a los que vienen detrás nuestro la empatía. Esa capacidad de conectar con los sentimientos del otro y que desafortunadamente ahora mismo brilla por su ausencia.
En palabras de Albert Schweitzer, reconocido filósofo, teólogo, misionero médico y premio Nobel de la Paz: “Mientras que el círculo de su compasión no abarque a todos los seres vivos, el hombre no hallará la paz por sí mismo”.