“Quien se atreva a enseñar nunca debe dejar de aprender”, nos dice John Cotton Dana, destacado docente, documentalista, bibliotecario y museógrafo de Vermont, quien pensaba que el oficio de maestro era algo que debía tomarse muy en serio.
Los valores, como muchas otras cosas que consideramos benignas, deseables y necesarias, cuando se presentan en exceso, automáticamente se vuelven no tan buenas, deseables ni necesarias.
Al convertirnos en personas de cierta edad comenzamos a ver las cosas, las situaciones, las personas, la vida, de otra manera. Muy distinta a como lo hacíamos apenas unos años atrás y aquí es donde recuerdo al escritor japonés Haruki Murakami con aquello de que no envejecemos de una manera paulatina.