En tiempos de elecciones no basta con escuchar promesas, hay que fijarse en cómo piensan los candidatos resolver los problemas de siempre de forma diferente. La innovación no es solo cosa de empresas tecnológicas; también puede y debe aplicarse en las políticas públicas. En un país como Honduras, con tantas necesidades y recursos limitados, innovar en cómo se diseña, ejecuta y mejora una política pública puede marcar la diferencia entre un simple gasto y un verdadero cambio. Innovar no significa gastar más, sino pensar mejor. Se trata de usar datos, tecnología, metodologías nuevas y, sobre todo, centrarse en lo que la gente realmente necesita. ¿Quién propone digitalizar los servicios públicos para que usted no tenga que perder días enteros haciendo trámites? ¿Quién está hablando de usar datos para tomar decisiones basadas en evidencias reales y no en ocurrencias? Esa es la clase de liderazgo que importa.
En Honduras ya hay intentos por avanzar, como el Gobierno Electrónico, pero aún estamos lejos. Digitalizar no es un lujo: es una forma de acercar al ciudadano al Estado, de reducir la corrupción, de empoderar a la población con información y transparencia. Y es urgente exigirlo. También debemos prestar atención a quienes proponen alianzas entre el Estado, las universidades y el sector privado para experimentar con nuevas soluciones. Las mejores políticas no nacen en escritorios aislados, sino en contacto directo con los ciudadanos, con retroalimentación constante y apertura al cambio.
Como ciudadano, usted también tiene un papel en esta ecuación. No se trata solo de exigir innovación desde el Gobierno, sino de estar dispuesto a participar, proponer y cuestionar. Cada vez que normalizamos la ineficiencia o aceptamos el “siempre ha sido así” estamos contribuyendo al estancamiento. Piense en qué servicios podrían funcionar mejor, cómo podría mejorar su comunidad con ideas frescas y no tenga miedo de levantar la voz. Porque si seguimos esperando que todo cambie desde arriba, seguiremos viendo los mismos errores de siempre, solo que más digitalizados. Así que, mientras evalúa su voto, no pregunte solo qué proponen, sino cómo piensan hacerlo. Si no hay innovación en sus propuestas, solo escuchará más de lo mismo.