En Honduras, la Semana Santa es una mezcla entre reflexión y diversión tradicional, y varía de acuerdo con lo que ocurre durante esa “vacación” más larga del año 2025, pues cada quien la celebra a su manera.
La vida, muerte y resurrección de Jesucristo, el “Salvador del Mundo”, es lo que nos narra la Semana Santa.
Desde el Domingo de Ramos, cuando el Mesías entra en Jerusalén montado en un asno y es recibido con júbilo por su pueblo, hasta el Jueves y Viernes Santo, con su calvario, crucifixión en el Monte del Gólgota y el Sábado de Gloria, lleno de fe y esperanza.
Lo más significativo llega con el Domingo de Resurrección, día de alegría y gozo.
Es una herencia religiosa mítica de más de veinte siglos, celebrada por la mayoría de la población cristiana del mundo, donde se revive toda una historia enmarcada en la religión más grande del mundo, con más de 1,400 millones de católicos.
Los templos religiosos se preparan para revivir ese pasado en el presente, desde la celebración de los tradicionales “ramos” hasta los cánticos de gracias por la resurrección del Señor.
Es una verdadera fiesta espiritual que se vive en esos ocho días tan especiales de la Semana Mayor.
En el otro extremo están los que celebran la Semana Santa como una temporada vacacional, de diversión y de consumo de todo tipo de bebidas alcohólicas, ya sea en las playas del litoral atlántico y pacífico, o en cualquier río o balneario.
Lo más lamentable de estas vacaciones, en las que muchas familias buscan relajarse, es el abuso en el consumo de bebidas alcohólicas y el exceso de velocidad por parte de conductores ebrios, que suelen resultar en todo tipo de accidentes en un país llamado Honduras.