Para muchos el suéter navideño feo se ha convertido en una prenda divertida, en un guiño humorístico a las fiestas navideñas; para otros en una pieza ridícula, extravagante y de dudoso gusto estético.
Murillo Soto era, además de profesor, vocal de Policía. Me citó con el Policía Municipal. El estudiantado se paralizó disgustado. Me recibió, muy serio y formal.
Desde el Domingo de Ramos, cuando el Mesías entra en Jerusalén montado en un asno y es recibido con júbilo por su pueblo, hasta el Jueves y Viernes Santo.