El resurgimiento del Partido Liberal, es esperanzador. El oxígeno que le aportan los nuevos líderes que se le han unido, es útil para frenar el autoritarismo que Mel Zelaya le ha impuesto al Partido Libertad y Refundación, comprometiéndolo en un proyecto “socialista” que tiene más que ver con el capricho infantil que quiere hacerse “revolucionario” para que su padre, -- que lo consideró un inútil --, lo perdone y celebre por su proyecto “transformador”.