A medida que las organizaciones crecen, es necesario desarrollar nuevos mecanismos para asegurar que los procesos sigan las mejores prácticas. En el artículo anterior mencioné que, además de evitar la corrupción y el despilfarro, se mejora el balance laboral, las redundancias o ineficiencias en los procesos
La auditoría interna no es enemiga de los miembros de la organización. Además de mitigar varios riesgos, verifica que la empresa cumpla con las leyes, regulaciones y normativas del sector, así como con las políticas y procedimientos internos.
También revisa si la empresa está cumpliendo sus objetivos y metas estratégicas, ofreciendo recomendaciones para mejorar el rendimiento. El principal objetivo es identificar áreas de oportunidad en los procesos, sistemas y controles, proponiendo mejoras para optimizar las operaciones y reducir errores o ineficiencias.
Para que estos resultados sean efectivos, es esencial el interés y la consistencia en ejecutar todos los pasos necesarios. Uno de los problemas comunes cuando llegan consultorías externas a revisar procesos y recomendar mejores prácticas es que, a menudo, estas recomendaciones no se implementan. Por ello, es necesario diseñar mecanismos de evaluación que incluyan objetivos e indicadores de desempeño medibles. Aunque una evaluación inicial es importante, solo será útil si se crean mecanismos de evaluación continua a lo largo del tiempo, permitiendo comparar los indicadores. Aunque la unidad de auditoría puede acompañar este proceso, se espera que la organización asuma y haga suyo el procedimiento.
Los resultados de las evaluaciones y las propuestas deben discutirse de forma puntual y amplia con los equipos. Esto es importante, ya que debe haber una documentación y reporte de los resultados, los cuales deben considerarse indicadores de desempeño laboral individual y de equipo. Las recomendaciones y acciones correctivas que se determinen deben someterse a un proceso continuo de monitoreo y revisión. Este monitoreo incluye lo propuesto en evaluaciones anteriores y nuevos hallazgos que surjan de forma continua.
Esta herramienta es de gran utilidad para construir organizaciones profesionales y sólidas, sin crear relaciones adversariales ni un ambiente laboral hostil. Aprovechar al máximo este sistema y evitar problemas depende de la presencia y el liderazgo continuo de los directivos de la organización.