Democracia de 15 Segundos

A pocas semanas de las elecciones, necesitamos ver más allá del espectáculo.

  • 14 de noviembre de 2025 a las 23:50 -

Hace unos días, en el foro Frente a Frente, expuse algo que todos vemos, pero pocos reconocen: la política hondureña se está decidiendo no en debates, ni en propuestas, ni en planes, sino en vídeos de quince segundos diseñados para provocar emociones inmediatas. Las redes sociales han convertido la campaña electoral en un espectáculo donde la vulgaridad, la espontaneidad sin filtro y lo absurdo se premian más que la solvencia o la coherencia. Lo que antes era propaganda hoy es entretenimiento, y lo que debería ser deliberación ahora es reacción.

Esta tendencia no es casual. Los anuncios políticos apelan a emociones, e incluso a tonterías, porque funcionan mejor que cualquier argumento racional. La ciencia es clara: no votamos con lógica, sino con el sistema límbico, que reacciona al miedo, la esperanza o la simpatía. Un mensaje que toca esas fibras se recuerda más y mueve al voto con más fuerza. En un país saturado de información, la mente descarta lo complejo y se queda con lo simple, aunque sea absurdo. Una propuesta seria exige pensar; un gesto chistoso solo exige deslizar el dedo.

Las campañas lo saben muy bien. No presentan planes, sino sensaciones. No explican reformas, sino identidades. No buscan que pensemos, sino que reaccionemos. Mientras tanto, muchos candidatos han dejado de proponer ideas y prefieren improvisar, actuar o mostrarse antes que debatir. Es triste, pero esta fórmula funciona: empobrece la democracia, pero manipula percepciones con una facilidad alarmante.

A pocas semanas de las elecciones, necesitamos ver más allá del espectáculo. La emoción es natural, pero la manipulación no. Si votamos solo por impulso, renunciamos a decidir con claridad. En estos días veremos anuncios que buscan hacernos reír, asustarnos, enojarnos o generar simpatía inmediata. Algunos parecerán creativos, otros ridículos, pero todos buscarán lo mismo: influir sin que pensemos.

Por eso te pido que te detengas un segundo y te hagas una pregunta sencilla: ¿qué quieren que yo sienta y por qué? Esa mínima pausa, ese instante de conciencia, puede devolverte el control sobre tu propio voto. Al final, no son los anuncios los que definen el futuro del país: Eres tú, con tu criterio y tu decisión consciente.

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